Noé: El resto de la historia

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Noé

El resto de la historia

Años atrás, Paul Harvey, un famoso comentarista de radio en los Estados Unidos, concluía sus charlas con las palabras “Ahora usted ya sabe el resto de la historia” después de mostrar una faceta no muy conocida de alguna persona célebre o evento histórico.

Últimamente, la película Noé ha acaparado las noticias. Este largometraje fue dirigido por un director famoso y tiene actores muy populares y suficiente drama como para atraer a muchos espectadores a las salas de cine. Los estudios cinematográficos invirtieron millones con la esperanza de que la película se convirtiera en un gran éxito.

 Pero las críticas en cuanto a su veracidad bíblica han sido muy negativas. Es más, el relato bíblico ha sido burdamente distorsionado y convertido en un melodrama hollywoodense. Se le han añadido muchas partes ficticias, especialmente las numerosas escenas con criaturas mitológicas en forma de roca (supuestamente ángeles caídos), quienes son los que realmente construyen el arca (con madera de un bosque que crece instantáneamente de manera milagrosa), y salvan a Noé de un pequeño ejército que intenta capturar el arca. Para distorsionar aún más el relato, Noé es representado como un hombre iracundo, atormentado y sanguinario, lo que contradice completamente la descripción que de él se encuentra en la Biblia: un hombre justo y dedicado a Dios.

Quizás el único valor rescatable de la película sea el paralelo entre los tiempos de Noé y nuestra era actual, que ojalá las personas capten para que despierten de su apatía espiritual, se vuelvan a Dios y comiencen a leer el relato bíblico y el resto de la Biblia por sí mismos.

La película Noé pasará de moda, pero lo verdaderamente importante es lo siguiente: ¿qué tiene que ver Noé con nosotros? Sorprendentemente, Noé y su historia pueden enseñarnos mucho. Veamos siete hechos poco conocidos acerca de Noé ¡que pueden cambiar nuestra vida para siempre!

1. Noé “caminó con Dios”

¿Qué quiere decir la Biblia cuando afirma que Noé “caminó con Dios”? (Génesis 6:19). En realidad, la Biblia menciona a varios hombres justos que “caminaron con Dios”. El primero de esta lista es Enoc (Génesis 5:22). A continuación se describe a Abraham e Isaac en los mismos términos (Génesis 48:15).

Más adelante se afirma que David también caminó con Dios, y se nos da información adicional de lo que esto realmente significa. La Biblia registra a Salomón, el hijo de David, diciéndole a Dios: “Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo”(1 Reyes 3:6, énfasis nuestro en todo este artículo).

Finalmente se nos habla de los padres de Juan el Bautista, Zacarías y Elisabet, quienes “eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (Lucas 1:6).

Por lo tanto, “caminar con Dios” significa tener una relación diaria y de por vida con él, obedeciendo sus mandamientos y siguiendo su camino de vida.

Lamentablemente, la película Noé no menciona en lo absoluto que Noé tuvo una relación muy estrecha y de por vida con Dios. En la película él solo recibe señales vagas acerca de lo que Dios quiere. Sin embargo, éste es uno de los puntos claves del relato completo de Noé y de por qué Dios lo salvó a él y a su familia del diluvio.

Así, la primera lección que podemos aprender es: ¿estamos caminando con Dios? Los mandamientos de Dios están todavía vigentes para ser guardados, y junto con la gracia de Dios, la misma que Noé recibió (Génesis 6:8), pueden ayudar a establecer una relación de por vida con el Creador, que traerá muchas bendiciones por varias generaciones a aquellos que lo aman (Éxodo 20:6).

2. Noé predicó el camino de vida de Dios

Otro hecho poco conocido acerca de Noé es el que él era un predicador de justicia. La Biblia nos dice que Dios “no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia,con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos” (2 Pedro 2:5).

¿Cuál es la definición bíblica de “justicia”? Se encuentra en Salmos 119:172, donde el salmista ora a Dios con estas palabras: “Porque todos tus mandamientos son justicia”.

Noé no era un simple observador silencioso de la sociedad que se desmoronaba moralmente a su alrededor. Por el contrario, él proclamó fielmente el camino de vida de Dios pero, tristemente, nadie prestó atención a sus palabras y advertencias. Eventualmente las cosas empeoraron al punto que “vio el Eterno que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5).

Tal como una manzana podrida pudre todo el barril, la sociedad se había corrompido al punto de que no quedaban manzanas sanas — excepto Noé y su familia. Lamentablemente, la sociedad actual está volviendo a las mismas condiciones inmorales que existían en el tiempo de Noé, tal como Jesucristo predijo que ocurriría (Mateo 24:37).

La segunda lección que debemos aprender es: ¿estamos escuchando a los sucesores de Noé hoy en día? Los mensajeros —ministros de Dios que enseñan y proclaman la necesidad de justicia bíblica tal como Noé lo hizo— declaran el mensaje de Dios de guardar todos los mandamientos, de cómo aprender a usar la gracia de Dios apropiadamente y prepararnos para el Reino venidero de Dios.

3. Noé era de mediana edad cuando llegó el diluvio

La mayoría de las películas acerca de Noé lo muestran como un anciano mientras prepara el arca, pero la Biblia no lo describe de esta manera. De hecho, Noé vivió 350 años más después del diluvio (Génesis 9:28). La gente vivía mucho más tiempo antes del diluvio, y Noé vivió hasta los 950 años (Génesis 9:29). De hecho, él estaba iniciando su edad madura cuando empezó a construir el arca, y aún tenía un tercio de su vida por delante. Al respecto, una de las pocas cosas que la película Noé hace más o menos correctamente es mostrarlo como un hombre fuerte y vigoroso, y no como un anciano. 

La lección que aprendemos de esto es verificar cuidadosamente lo que leemos o vemos con lo que la Biblia realmente dice. Como Pablo dijo, “Examinadlo todo, retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).

4. Noé observó el calendario de Dios y el día sábado

Otro hecho prácticamente desconocido acerca de Noé es que él guardó el día sábado y el calendario bíblico. La Biblia dice que él “caminó” conforme a las leyes y la voluntad de Dios.

En Génesis 2:3 leemos que Dios estableció el sábado para Adán y Eva inmediatamente después de crearlos y dispuso el ciclo semanal de siete días, el séptimo de los cuales sería el día de reposo. También deberían llevar la cuenta de los meses y los años de acuerdo a los ciclos de la luna y el sol.

En Génesis 1:14 leemos: “Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días años”. La palabra traducida como “estaciones” aquí significa “días señalados” y se usa en Levítico 23 para referirse a los festivales de Dios. Otras versiones bíblicas, como Palabra de Dios Para Todos, traducen Génesis 1:14 como “los días, los años y las festividades”.

En el libro de Génesis (y a través de toda la Biblia) vemos que las personas fieles a Dios observaron la semana de siete días que fue revelada desde el tiempo de Adán y Eva.

Note lo que se dice de Noé en Génesis 8:10-13: “Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él. Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca”.

The Keil and Delitzch Commentary on the Old Testament [Comentario sobre el Nuevo Testamento de Keil y Delitzch] dice acerca de Génesis 8: “Los siete días constituían la semana establecida en la creación, y Dios se apegó a ella al planificar su entrada al arca (Génesis 7:4, 10)”. Este pasaje también muestra claramente que Noé entendía muy bien los años, meses, semanas y días, y que llevó una cuenta minuciosa del tiempo mientras se encontraba con su familia dentro del arca.

La lección que debemos aprender aquí es ésta: ¿estamos guardando el día sábado de semana en semana, como Noé indudablemente lo hizo?

5. Noé observó las leyes alimenticias bíblcas

Y hay todavía otro asombroso descubrimiento: Noé guardó las leyes alimenticias estipuladas en la Biblia. En realidad, la idea de que en el arca había solamente una pareja de animales de cada especie, es falsa. Como veremos en la Biblia, los animales primero fueron divididos entre criaturas “limpias” y “no limpias”, y al arca entraron siete pares de animales limpios pero solo un par de animales no limpios.

Usted puede leer el relato por sí mismo: “De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra” (Génesis 7:2-3).

Muchas traducciones bíblicas reconocen que en el hebreo original esto se refiere a siete parejas de animales “limpios”, es decir, aquellos apropiados para consumo humano según Dios lo diseñó, y solamente una pareja de animales “no limpios”, o sea, aquellos que Dios declaró como no aptos para la alimentación del hombre. ¿A qué se debió esta diferencia?

Es muy probable que Noé y su familia necesitaran una gran cantidad de animales después del diluvio para que éstos procrearan, sirvieran de alimento y también para sacrificios. Además, los animales limpios son presa fácil de los depredadores, por lo cual un número mayor de animales limpios aseguraría la supervivencia de ambos.

Comoquiera que sea, es obvio que Noé sabía cuáles animales eran limpios y cuáles no lo eran y entendía muy bien que no debían consumir los animales inmundos, ya que de ellos solo había una pareja para preservar sus especies.

La lección que rescatamos es ésta: ¿está usted dispuesto a seguir el ejemplo de Noé y a guardar la leyes alimenticias bíblicas? En realidad, a través de la Biblia no se puede encontrar ningún ejemplo de algún hombre o mujer de Dios que haya comido animales inmundos.

6. Noé y su familia eran una minúscula minoría que obedecía a Dios en medio de una sociedad corrupta

Como muestra la historia, algunas veces la mayoría se equivoca, y esto también se aplicó a los días de Noé. De todos aquellos que siguieron sus diferentes religiones, solo Noé y su familia tenían la razón.

Hubiera sido muy fácil para ellos desanimarse; después de todo, la única “Iglesia” verdadera en aquel tiempo se componía de la familia de Noé, y gracias a su fe y fidelidad estamos vivos hoy — y todos somos sus descendientes a través de sus hijos y nueras.

Como Hebreos 11 tan acertadamente afirma, “Por la fe, Noé recibió una advertencia de Dios sobre algo que aún no se podía comprobar. Respetó la advertencia de Dios y construyó un barco muy grande para salvar a su familia. Con su fe, Noé demostró que el mundo estaba equivocado, y así recibió las bendiciones del que agrada a Dios”(v. 7, Palabra de Dios Para Todos).

La lección que debemos aprender aquí es ésta: ¿estamos buscando la Iglesia verdadera de Dios, compuesta de una minoría que se esfuerza diligentemente por obedecer a Dios en un mundo que se aleja cada vez más de él? Usted puede encontrar esa Iglesia examinando sus enseñanzas, que deben conformarse a la Palabra de Dios.

7. Noé dejó un ejemplo para los tiempos del fin

Finalmente, y tal vez esto sea lo más importante para nosotros, vivimos en una sociedad que rápidamente se está asemejando a la de los tiempos de Noé, especialmente en dos aspectos:

Primero, la sociedad de Noé estaba colmada de abyecta violencia y un desprecio creciente por la vida humana. Como dice la Escritura, “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra” (Génesis 6:11-13).

En la actualidad, prácticamente ningún lugar de la Tierra está exento de violencia. Cerramos muy bien nuestras puertas y nos damos cuenta de que el respeto y la seguridad prevalecientes hace una o dos generaciones atrás ya no existen. En todo el mundo las cárceles están repletas de criminales y, para empeorar las cosas, muchos de ellos son liberados a fin de hacer espacio para nuevos delincuentes, por lo cual siguen vagando por las calles.

El crimen está absolutamente fuera de control, y con el aumento del tráfico de drogas, más que nunca crece la amenaza en contra de la vida humana. Las naciones están armadas hasta los dientes, y ya tuvimos dos guerras mundiales en el siglo recién pasado. Nadie se atreve a imaginar lo que sería una III Guerra Mundial, considerando las armas de aniquilación masiva tan sofisticadas que más y más naciones están adquiriendo.

Jesucristo profetizó que habría un paralelo entre el tiempo de Noé y el tiempo del fin, y dijo: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17:26-30).

Jesús estaba hablando aquí de la vida común y corriente, cuando la gente no espera la destrucción, y no de la gente descarriada. Por supuesto, la rebeldía está implícita en este pasaje o no habría un juicio inesperado.

Nuestros tiempos son indudablemente muy parecidos a los días de Noé, y ambos se caracterizan por una inmoralidad desenfrenada. “Dios observó toda la corrupción que había en el mundo, porque todos en la tierra eran corruptos” (Génesis 6:12, Nueva Traducción Viviente).

Esta fue la segunda característica de los días de Noé que también se manifestarían antes del retorno de Jesucristo a la Tierra. El apóstol Pablo entregó aún más detalles de lo que sería la sociedad en el tiempo del fin: “Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. Pues la gente sólo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno.  Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Actuarán como religiosos pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos!” (2 Timoteo 3:1-5, NTV).

¿No suena esto acaso como la sociedad actual? La evidencia es innegable; nuestras familias están siendo bombardeadas con violencia e inmoralidad a través de los medios de comunicación y el Internet; los matrimonios se están desintegrando a un ritmo sin precedentes (esto, en el caso de las parejas que deciden casarse). ¡La gente está obsesionada consigo misma y le preocupa poco o nada Dios o lo que él piense!

Para ser ecuánimes, es cierto que la situación no es tan mala como en los días de Noé, cuando Dios decidió eliminar a todos los seres humanos, excepto a ocho de ellos. Pero la gente en aquella época vivía varios cientos de años, por lo cual su maldad empeoró más y más con el pasar del tiempo. Nuestras vidas más cortas hoy en día ayudan a controlar ese tipo de maldad. Más aún, a lo largo de los siglos la Biblia ha tenido un impacto positivo —aunque limitado— sobre la sociedad humana. Sin embargo, el mundo se ha vuelto extremadamente malvado y desafiante de Dios, lo cual se asemeja a la generación de Noé en muchos aspectos.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto?

Jesucristo nos dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Pero tengan cuidado de que su corazón no se recargue de glotonería y embriaguez, ni de las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no les sobrevenga de repente. Porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la tierra. Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que se les considere dignos de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de presentarse ante el Hijo del Hombre” (Lucas 21:33-36).

Lo que él nos está diciendo aquí es que debemos ser como Noé: no debemos seguir las multitudes equivocadas ni vivir vidas pecaminosas. En cambio, debemos “caminar con Dios”, estableciendo una relación enriquecedora con él por medio de la obediencia y sumisión a su voluntad y relacionándonos con personas del mismo pensar.

Además, debemos proclamar el verdadero camino de vida de Dios, basado en sus mandamientos, y nuestra fe en Jesús (Apocalipsis 14:12). No debemos perder de vista lo que está sucediendo en el mundo y la sociedad que nos rodea para que no nos encontremos durmiendo cuando Dios decida intervenir directamente en los asuntos mundiales, lo cual podría ocurrir muy pronto.

Y como Noé, no debemos desalentarnos por ser una pequeña minoría en medio de un mundo cada vez más degenerado. Créalo, igual que en los días de Noé, Dios también salvará a quienes caminen fielmente con él.

Ahora usted ya sabe “el resto de la historia” en cuanto a Noé, las lecciones que podemos aprender de él y los trascendentales eventos de su vida. La pregunta que naturalmente surge es: ¿qué hará usted al respecto?