La escritura en la pared

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La escritura en la pared

La fiesta en el palacio real de Babilonia se había prolongado hasta altas horas de la noche. La comida era abundante y el vino fluía libremente, y la borrachera y falta de juicio de los participantes eran evidentes.

De repente, de la nada aparecieron los dedos de una mano de hombre y empezaron a escribir en una de las paredes encaladas del salón. Embriagados y deslumbrados con el esplendor del palacio real, los hombres y mujeres de la nobleza que allí se hallaban no tenían idea del peligro que se cernía sobre ellos.

El rey y todos los presentes se asustaron muchísimo y comenzaron a sudar y temblar ante la visión de una mano incorpórea que flotaba y escribía un mensaje codificado en la muralla. Cuando la mano hubo concluido, en agudo contraste con el fondo blanco se destacaban las palabras Mene, Mene, Tekel, Parsin.

¿Qué era ese extraño mensaje? ¿Qué significaba para el rey de Babilonia? ¿Qué significa para nosotros hoy?

Un mundo en confusión

Observe el mundo que le rodea. ¿Estaremos a la altura necesaria para enfrentar los desafíos de nuestros tiempos? Solo tome en cuenta algunos de los problemas que afligen a las naciones modernas:

El Medio Oriente está en llamas. Irán está haciendo todo lo posible por desarrollar armas nucleares, y sus intenciones son alcanzar esta meta a pesar de haber firmado un reciente acuerdo [con Estados Unidos] en el cual promete que “el programa nuclear de Irán será exclusivamente pacífico” y que “Irán, bajo ninguna circunstancia procurará, desarrollará ni adquirirá armas nucleares”.

Esta es la misma nación cuyos líderes incitan a su pueblo a gritar consignas como “¡Muerte a Israel!” y “¡Muerte a Estados Unidos!” Sus gobernantes, fundamentalistas islámicos de la rama chií, patrocinan y financian el terrorismo en el Medio Oriente, especialmente en Siria, Irak y Yemen.

Ningún gobernante del Medio Oriente cree que este reciente acuerdo de Estados Unidos con Irán aliviará las tensiones en la región. Los líderes mundiales más perspicaces están convencidos de que Irán seguirá adelante con sus planes de desarrollar armas de destrucción masiva, y de que cuando lo logre, las usará para llevar a cabo su misión apocalíptica. La pregunta no es si lo hará, sino cuándo.

Europa está pasando por un periodo extremadamente difícil. La Unión Europea [UE] ha fracasado en sus planes de fortalecer y consolidar una unión ideal y más estrecha entre las naciones de Europa, región que ha debido soportar innumerables guerras y conflictos en el último siglo. La meta de alcanzar la paz mediante la mutua cooperación financiera y social pasa por un momento crítico debido a la inestabilidad económica de Grecia. El liderazgo de la UE se verá obligado a corregir esta falla, si no ahora, en algún momento en el futuro.

Una vez que entendemos la historia de la escritura en la pared, podemos comprender mucho mejor lo que significan estos acontecimientos mundiales. Dios está interviniendo para reacomodar las estructuras de poder en este mundo actual a fin de llevar a cabo su propósito en la historia, tal como lo hizo hace 25 siglos entre las naciones de aquel entonces. Detrás de los titulares de hoy se esconde un propósito sublime y espiritual.

Pero, ¿estamos a la altura de los desafíos de nuestra época? ¿Tenemos la madurez necesaria para ver la escritura en la pared de nuestros tiempos y prestarle atención a su significado? Vivimos en tiempos muy peligrosos, y debemos ser capaces de leer la escritura en la pared tal como lo hizo Daniel aquella noche en Babilonia hace ya tantos siglos.

Una noche fatídica para Babilonia

El libro bíblico de Daniel es una crónica de reinos en guerra durante uno de los periodos más trascendentales de la historia mundial. El profeta Daniel vivió en un momento de grandes cambios y agitación. Él era un judío joven e inteligente que había sido llevado en cautiverio a Babilonia durante una de las invasiones de Nabucodonosor a Judá, y que había sido promovido a un cargo de crucial importancia en la corte del rey de Babilonia. Esta era la capital de Imperio caldeo, que abarcó gran parte del Medio Oriente.

Daniel pasó toda su vida adulta trabajando en las cortes de gobierno de dos reinos: el de Babilonia y más tarde el de Persia. Dios le concedió el don de interpretar sueños y profecías y hasta una visión muy extraña — la de una mano flotante que apareció en el salón de banquetes de Belsasar, el último rey caldeo de Babilonia.

Cuando analizamos los sucesos de aquella noche, no cabe ninguna duda de que el Eterno sí le otorgó grandes dones a este profeta justo y devoto, un hombre que se enfrentó a grandes reyes y dio testimonio de la gloria y majestad del Dios del cielo. El ejemplo de Daniel nos muestra qué clase de persona se requiere para enfrentar los desafíos en momentos cruciales de la historia. Aquí vemos que el poder del Espíritu de Dios no solo se mueve por toda la faz de la Tierra dirigiendo el curso de las naciones, sino que también interviene en la vida de quienes humildemente buscan la voluntad del Eterno.

En aquella noche decisiva, una mano apareció de la nada y escribió en la pared del salón de banquetes enfrente de cientos de huéspedes ebrios. Cuando el rey vio esto, “el rostro se le puso pálido del susto. Le temblaron las rodillas a causa del miedo y se le aflojaron las piernas” (Daniel 5:6, Nueva Traducción Viviente).

Enseguida gritó: “El que pueda leer esta escritura y explicarme lo que significa será vestido con mantos púrpuras, propios de la realeza, y se le pondrá una cadena de oro alrededor del cuello. ¡Será el tercero en importancia en el reino!” (v. 7, NTV). Belsasar era el segundo en el reino después de su padre Nabonido, que se encontraba lejos, por lo tanto, quien pudiera interpretar la escritura sería “el tercero”.

Pero ninguno de los consejeros de confianza del Belsasar fue capaz de interpretar la escritura en la pared.

Entonces hizo su ingreso la reina, que puede haber sido su madre (esposa de Nabonido e hija de Nabucodonosor) o su abuela (viuda de Nabucodonosor), y le dijo: “Hay un hombre en su reino en el cual vive el espíritu de los dioses santos. Durante el reinado de Nabucoconosor, este hombre demostró percepción, entendimiento y sabiduría como la que tienen los dioses. El rey que precedió a usted, o sea su antecesor, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de todos los magos, los brujos, los astrólogos y los adivinos de Babilonia. Este hombre, Daniel, a quien el rey le dio por nombre Beltsasar, tiene un intelecto excepcional y rebosa de conocimiento y entendimiento divino. Puede interpretar sueños, explicar acertijos y resolver problemas difíciles. Mande llamar a Daniel y él le dirá el significado de lo que está escrito en la pared” (vv. 11-12, NTV).

Daniel interpreta la visión

Cuando Daniel acudió al llamado, se le ofreció la gran recompensa de honor, riqueza y estatus por interpretar la escritura. Lo que Belsasar no entendía era que Daniel no era el tipo de hombre que podía ser comprado o influenciado por símbolos de poder.

Daniel se había presentado ante el predecesor de este rey, Nabucodonosor (un dictador muy poderoso y temperamental), y le había advertido que si no se humillaba ante el Dios del cielo se convertiría en una bestia del campo, ignorante y condenada a comer pasto. Esto efectivamente sucedió y Belsasar lo sabía, pero no había aprendido la lección.

Así que Daniel le dijo a Belsasar: “Todo lo contrario, usted desafió con soberbia al Señor del cielo y mandó traer ante usted estas copas que pertenecían al templo. Usted, sus nobles, sus esposas y sus concubinas estuvieron bebiendo vino en estas copas mientras rendían culto a dioses de plata, oro, bronce, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír, ni saben absolutamente nada. ¡Pero usted no honró al Dios que le da el aliento de vida y controla su destino!” (v. 23, NTV).

Belsasar no estaba a la altura de los difíciles tiempos de su generación. Esa misma noche los ejércitos de sus enemigos conquistaron y sometieron a la poderosa Babilonia. Un nuevo imperio la reemplazó y se estableció como líder de las naciones. Esto había sido predicho por Dios mediante el profeta Isaías unos 150 años antes, y ahora Daniel le estaba diciendo al rey de Babilonia que el Dios del cielo estaba a cargo de la historia y que iba a establecer otro reino como cabeza.

¿Qué decía la escritura en la pared? ¿Qué debemos aprender de su mensaje? ¿Cuál es el mensaje que debemos aprender hoy?

El mundo actual pasa por un periodo de grandes transformaciones. Tanto las naciones como los sistemas de poder están realineándose, algunos están manifestando sus debilidades, y ciertos cambios culturales son chocantes y ofensivos para muchos. ¿Adónde nos está conduciendo todo esto, y qué significa?

Un mensaje antiguo para el mundo de hoy

Aquella noche de jolgorio y borrachera, Belsasar había ordenado que trajeran al salón de festejos los vasos de oro y plata que anteriormente se habían usado para un propósito sagrado en el templo de Dios en Jerusalén. A continuación, estas copas fueron objeto de burla y ridículo en una gran afrenta a Dios. A veces las culturas llegan a tal punto, que Dios decide que han ido demasiado lejos como para permitírseles continuar.

Cuando la mano apareció, escribió las siguientes palabras en la pared del salón de banquetes: Mene, Mene, Tekel, Parsin.

Daniel se dirigió al rey y le dio la interpretación de la inscripción: “Mene significa ‘contado’: Dios ha contado los días de su reinado y le ha puesto fin. Tekel significa ‘pesado’: usted ha sido pesado en la balanza y no dio la medida. Parsin significa ‘dividido’: su reino ha sido dividido y dado a los medos y a los persas” (Daniel 5:26-28, NTV).

Estas palabras eran una lista de unidades monetarias y de peso. Dios estaba pesando, numerando y dividiendo unidades de dinero para expresar de manera gráfica su descontento con el más grande imperio de ese tiempo. Babilonia, la gran ciudad y reino, una nación feroz y violenta, había sido evaluada por Dios y hallada indigna de continuar. Así, fue derribada y reemplazada por otro reino, el de los medos y los persas.

¿Por qué se usó el dinero aquí como un símbolo de evaluación y juicio? En realidad fue algo muy apropiado, porque Babilonia era una nación muy rica que comerciaba con gran parte de los países de la región. La riqueza y el dinero habían inundado la ciudad, convirtiéndola en un centro financiero internacional. El dinero fluía en ella como torrentes de agua. El profeta Jeremías la describió como una ciudad “rica en tesoros” (Jeremías 51:13).

El Imperio babilónico había llegado a su fin como poder mundial, pero continuaría ejerciendo su influencia a través de la historia. Gran parte de ella todavía se puede ver en nuestro mundo actual.

En aquel momento se estaba produciendo un cambio de poder, pero ni siquiera el rey lo entendió. Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura, el símbolo de la realeza, que le colgaran una cadena de oro en el cuello, y que lo proclamaran como el tercero en autoridad en el reino. Este fue un gesto inútil de parte de un rey completamente desligado de la realidad.

Esa misma noche Belsasar fue asesinado y el Imperio medo-persa se impuso. Babilonia había sido pesada en balanza y hallada falta. 

¿Podemos leer la escritura en la pared para nuestros tiempos? ¿Podemos discernir lo que está sucediendo entre las naciones actuales y ver la mano de Dios acomodando la historia? Las naciones y regiones del mundo están convulsionadas; hay peligro en el horizonte; los cambios culturales que se están produciendo en Estados Unidos y otras partes del mundo deben causarnos una enorme preocupación. ¿Estamos ala altura de la ocasión? ¿Podremos hacerle frente a estos desafíos?

La escritura ya está en la pared

En muchos sentidos, la vida es bastante buena para la mayoría de las naciones del mundo occidental. Muchas de ellas disfrutan del más alto estándar de vida jamás conocido, y hasta sus habitantes menos favorecidos viven como reyes en comparación con otra gente en algunos países en desarrollo. Sin embargo, aun en medio del periodo más abundante de la historia, en el mundo hay sectores de gente pobre que carece hasta de lo más básico. Los problemas sociales y económicos que aquejan a la mayoría de las naciones son una cruel realidad que afecta la vida de muchos.

Pero hay una razón detrás de todo esto: como sociedad nos hemos apartado de Dios; nos hemos negado a mantenerlo a él y a sus leyes en el centro de la vida pública, y las enseñanzas y valores bíblicos han sufrido una continua erosión durante los últimos 50 años.

Si usted quiere entender la razón detrás de los principales acontecimientos de los últimos tiempos, del desmoronamiento de sectores enteros de la sociedad, y del precipitado deterioro de los valores morales, todo lo que tiene que hacer es repasar tres decisiones cruciales tomadas por la Corte Suprema de los Estados Unidos. La institución judicial más importante de esta nación ha emitido fallos sin precedentes en tres áreas, que reflejan la decadencia de este país a los ojos del Dios del cielo.

A principios de la década de 1960, la Corte Suprema emitió dos fallos respecto a la oración y la lectura de la Biblia en las escuelas públicas. En el primero, los jueces decretaron que la oración oficial no tenía cabida en la educación pública. Un año más tarde, la corte declaró inconstitucional la práctica auspiciada por las escuelas públicas de orar y leer la Biblia.

Y aun cuando estas decisiones no fallaron ni en contra ni a favor de las expresiones de fe personales, sí fueron parte de un periodo de cambios culturales que continúa hasta hoy. La corte dictaminó sobre un asunto de enorme relevancia espiritual para una nación bendecida abundantemente por Dios.

Después, en 1973, la misma corte tomó una decisión en otro juicio sin precedentes, Roe versus Wade. El veredicto en este caso legalizó el aborto en los 50 estados del país, autorizó acabar con la vida de un bebé en formación y declaró que el asesinato en estos casos era un derecho garantizado por la decimocuarta enmienda a la Constitución.

Desde 1973 se han llevado a cabo más de 50 millones de abortos legales solo en los Estados Unidos. Cuando un gobierno no protege la vida en el vientre, merece el enjuiciamiento del Dios de la vida. ¡Ese juicio es inminente, y llegará más pronto de lo que pensamos!

El tercer fallo de la Corte Suprema fue emitido en junio de 2015, con la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo. En este dictamen la corte inventó un revolucionario derecho: que el matrimonio entre personas del mismo sexo está garantizado por la Constitución. Seamos francos acerca de este candente tema: la Corte Suprema de los Estados Unidos ha traspasado y violado los límites naturales para meterse en el ámbito espiritual y desafiar al Dios creador del hombre, la mujer y el matrimonio.

La corte decretó que la divina institución del matrimonio según la define la Biblia (la sagrada unión entre un hombre y una mujer, la única definición bíblica del matrimonio) debía ser reemplazada por el razonamiento y el poder judicial. La ley humana aprueba como matrimonio una relación que Dios nunca tuvo en mente, y no solo eso, ¡una que él específicamente prohíbe!

Con estos tres veredictos, Estados Unidos ha traspasado todos los límites. Esta nación comenzó prohibiendo las oraciones y la lectura de la Biblia en las escuelas públicas, siguió con la legalización del asesinato de bebés en gestación, y culminó aboliendo la definición bíblica del matrimonio. En poco más de 50 años estas decisiones nos han llevado a desafiar públicamente la voluntad de Dios en los asuntos más importantes de la vida.

Como seres humanos andamos a tientas, tratando de ver más adelante, sin percatarnos de nuestra desnudez y de que somos pobres, ciegos y miserables. Y nos sentamos a esperar, preguntándonos cuándo enviará Dios su juicio ardiente contra nosotros.

¿Leerá usted la escritura en la pared?

Me pregunto cómo andará la evaluación que Dios está haciendo de nuestro mundo. ¿Verá el estado de las cosas y se detendrá a pensar si ya es tiempo de acabar con todo esto?

No sé cuándo vaya a ocurrir tal cosa, pero sí sé que en algún momento de nuestras vidas usted y yo debemos oponernos a esta sociedad pecadora, volvernos a Dios y cambiar nuestra forma de vivir.

¿Estamos a la altura de los desafíos de nuestros tiempos? Para usted y para mí, el reto consiste en apartarse de este mundo y comenzar a vivir según las enseñanzas del mundo venidero, el Reino de Dios. Eso es lo que determina si seremos capaces de afrontar los desafíos con el único poder que realmente hace la diferencia: el Espíritu de Dios y las enseñanzas del Reino de Dios.

Mientras vivía en Babilonia, Daniel se aferró a esa esperanza en medio de las terribles guerras de los reinos de Babilonia y Persia. Para él la opción era muy clara: el Reino de Dios (junto con el sistema de vida que había conocido desde su niñez) era la única alternativa válida. El Dios que él servía era el único Dios verdadero y vivo, al contrario de los dioses de piedra y metal que él veía en los templos de Babilonia.

Para Daniel, el colapso de su nación, Judá, se había producido por la voluntad y la mano de Dios como parte de algún propósito superior. Los dioses de Babilonia eran inservibles e inútiles, incapaces de escuchar o ver y, evidentemente, incapaces también de evitar el colapso de Babilonia.

¡Este es el momento de ser como Daniel! ¡Este es el momento de leer la escritura en la pared de nuestros tiempos y hacer lo posible por entender la voluntad del Dios del cielo!

Ni el rey de Babilonia ni los hombres y mujeres nobles de su reino estaban a la altura de su tiempo. ¿Qué hay de usted? Demasiada gente en la actualidad está atrapada en círculos viciosos de mediocridad y acepta como verdad las chapuceras mentiras y mitos de la cultura moderna. Como resultado, construyen sus vidas en arenas movedizas y cuando soplan los vientos de la dificultad, no pueden mantenerse en pie.

Este es el momento de actuar. Este es el momento de ver la escritura en la pared y actuar según un propósito y un sistema de vida superior. ¡Este es el momento para buscar al Dios del cielo y vivir!

La escritura ya está en la pared. ¿Alcanza a ver lo que dice? ¿Cambiará su vida?  BN