Lección 9: El manto de celo

Usted está aquí

Lección 9

El manto de celo

Otra parte importante de la armadura de Dios es el manto de celo. Aunque Pablo no lo menciona al describir la armadura, sí lo hace Isaías. El manto tiene una función preponderante para la vida del cristiano, dondequiera que éste se encuentre.

El 16 de julio de 2009, el joven estadounidense Zac Sunderland desembarcó en Marina del Rey, California, después de completar un viaje de 13 meses alrededor del mundo. Al concluir este viaje, Zac se convirtió oficialmente en la persona más joven que ha dado la vuelta al mundo sola en un velero.

Pero esta gran hazaña comenzó a gestarse mucho antes de que Zac zarpara. Su familia, asidua a la navegación, fue un gran apoyo desde el principio. Ellos se cercioraron de que Zac contara con un equipo de seguridad de alta tecnología, desde un GPS (Sistema de Posicionamiento Global) hasta un teléfono satelital que le permitiría acceder a las mejores fuentes de información meteorológica. Sin embargo, lo que realmente impulsó a Zac durante los meses de preparación y su maratón marítima de más de un año fue su gran celo y pasión por la navegación.

Este joven y su velero Intrépido, de 12 metros de largo, debieron soportar una increíble seguidilla de dificultades en alta mar. Según un artículo aparecido en el periódico Los Angeles Times,Zac “intentó reparar el aparejo que se había roto en medio de olas de cinco metros y vientos huracanados”, y apenas se libró “de una misteriosa nave en el Océano Índico, que parecía estar tripulada por piratas”.

Zac podría haber tocado puerto en cualquier momento y haber acabado con su travesía. Y, para ser francos, un enfrentamiento potencial con piratas habría bastado a cualquiera para tirar la toalla y nunca más echarse a la mar. Sin embargo, Zac se mantuvo enfocado en su meta y como resultado ganó el título irrevocable de la primera persona menor de 18 años que ha navegado sola alrededor del mundo.

¿Qué lo animó a seguir? Citando sus palabras: “Creo que la sociedad encasilla a los jóvenes de 15, 16 y 17 años, esperando lo mínimo de ellos excepto que vayan al colegio y practiquen fútbol y cosas así. Mi ejemplo demuestra que pueden hacer mucho más si tienen ambiciones y deseos suficientemente fuertes. Les aconsejaría que vayan allá afuera y que hagan lo que quieren hacer con todas sus fuerzas”.

En otras palabras, el celo de Zac fue lo que le dio la motivación para seguir adelante. Él se propuso un objetivo y su deseo de alcanzarlo le dio toda la fuerza necesaria para continuar, incluso en los momentos de crisis.

El manto de celo

En las películas o libros, las capas o mantos a menudo están asociados a personajes misteriosos y enigmáticos, envueltos en una bruma de intriga o peligro. Pero más allá del encanto que aportan a las novelas de ficción, los mantos que usaban los soldados de antaño cumplían varias funciones, cuya importancia se extiende hasta nuestros días, no como un detalle pasajero, sino como una valiosísima herramienta en nuestra constante lucha contra Satanás. 

¿Qué función cumplía el manto en el ejército romano?

Para el soldado romano, el manto cumplía múltiples funciones: le proporcionaba abrigo, indispensable para protegerse del frío, y lo protegía de la lluvia, ya que en su confección se usaban aceites naturales que lo hacían prácticamente impermeable. Además, le servía como una especie de colchón improvisado sobre el que dormía o descansaba durante las largas jornadas de marcha.

Sin su manto, un soldado estaba expuesto al terrible frío, la lluvia implacable y noches muy incómodas. Estas lamentables condiciones le daban considerable ventaja a un enemigo mejor equipado, ya que un soldado entumecido de frío, mojado y adolorido podía desmotivarse fácilmente, y un soldado desmotivado, aunque fuera capaz de luchar, no hubiera estado en óptimas condiciones para hacerlo.

¿Qué es el celo?

Zacarías 8:2

Así ha dicho el Eterno de los ejércitos: Celé a Sion con gran celo, y con gran ira la celé.

El mismo Dios Todopoderoso es muy apasionado y celoso de su pueblo y de su plan. En palabras simples, el celo es el combustible, lo que mueve a las personas, lo que las apasiona, la razón por la que viven. Para los cristianos, el celo es un deseo ferviente de hacer la voluntad de Dios y vivir de acuerdo a sus propósitos.

¿Por qué es tan importante el manto de celo para nosotros los cristianos?

Isaías 59:17

Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto.

De la misma forma que un soldado sin manto se desmotiva y es incapaz de luchar al máximo de sus habilidades, nosotros como soldados de Cristo tampoco tendremos un buen desempeño a menos que seamos motivados por el celo.

¿Podría descarriarse nuestro celo si no lo basamos en el conocimiento correcto?

Romanos 10:2

Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia.

Pablo mismo persiguió con gran celo a la Iglesia (Filipenses 3:6) hasta que aprendió que eso no era lo que Dios quería. Pero cuando alineó sus objetivos con los planes de Dios, su celo se convirtió en algo muy positivo.

¿Qué ejemplos de celo podemos encontrar en la Biblia?

Números 25:5-11

Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: “Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor”. Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión. Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil. Entonces el Eterno habló a Moisés, diciendo: “Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel”.

Cuando la inmoralidad sexual de Israel y sus vecinos paganos los llevaron a alejarse del verdadero Dios y a adorar al dios pagano Baal, Finees fue el único que intervino. Después que Dios dijo a sus seguidores que mataran a todos aquellos que estaban adorando a Baal, un israelita se atrevió a caminar —a vista de todos— hasta su tienda, llevando a una mujer pagana. Aparentemente, él pensaba que era demasiado importante como para obedecer las leyes contra el adulterio y la idolatría. Finees, enardecido y lleno del celo de Dios, los siguió a la tienda y los mató.

Dicha reacción pareciera haber sido muy extrema, pero Finees recibió elogios de parte de Dios y también más tarde, en el libro de los Salmos. ¿Por qué? Porque cuando Dios nos da una orden, debemos obedecerla. El celo de Finees fue asombroso, porque mientras el resto de Israel se quedó parado mirando, él se levantó y tomó la iniciativa, actuando conforme a la palabra de Dios. Por supuesto, Dios no nos ordena matar a otras personas en la actualidad, pero este ejemplo nos muestra el tipo de celo que debemos tener.

Colosenses 4:12-13

Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. Porque de él doy testimonio de que tiene gran solicitud por vosotros, y por los que están en Laodicea, y los que están en Hierápolis.

Las páginas de la Biblia nos entregan poquísima información acerca de Epafras. De este pasaje inferimos dos cosas importantes respecto a él: primero, era miembro de la Iglesia del Nuevo Testamento, y segundo, tenía celo. Pablo lo alaba ante la Iglesia, diciendo que siempre está “rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones” (v. 12).

La oración y la súplica eran la forma de mostrar su celo. Se preocupaba profundamente de sus hermanos en Cristo y, como resultado, pasaba mucho tiempo orando por ellos. El verdadero celo por el camino de Dios significa amar a nuestro prójimo y desear servirlo, tal como Epafras lo hacía.

Juan 2:15-17

Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: “El celo de tu casa me consume”.

¿Qué mejor ejemplo de celo podría haber que nuestro Salvador y Rey, Jesucristo? Cuando él vio que los cambistas y vendedores de ganado se habían apoderado del templo (en Mateo 21:13 Cristo dijo que habían convertido el templo en “cueva de ladrones”), los echó. Los discípulos reconocieron que esta acción era un ejemplo práctico para enseñar el celo santo de Dios.

¿Estamos altamente motivados por el camino de Dios? ¿Nos preocupamos profundamente por nuestros hermanos en la fe? ¿Estamos dispuestos a servir, actuar y vivir como Dios querría que lo hiciéramos?

Aplicaciones prácticas

Imagínese a un conductor que llena el tanque de su automóvil con gasolina y luego lo deja en marcha durante varias horas mientras consume todo su valioso combustible, sin moverlo de su sitio.

Suena ridículo, ¿verdad? Pero esto es exactamente lo que sucede en nuestro caso si llenamos nuestros tanques espirituales con celo y luego no hacemos nada con él. Como mencionamos anteriormente, el celo es un tipo de combustible que nos da fuerza para vivir según el camino de Dios. ¿Cómo podemos, entonces, utilizar ese celo de manera eficaz en nuestras vidas?

Tanto Jesús como Finees presenciaron situaciones muy irreverentes hacia Dios, y actuaron de manera apropiada. Y aunque nosotros no debemos atravesar a nadie con una lanza, sí debemos tener las agallas para defender el camino de Dios cuando vemos que alguien lo difama, y la manera más efectiva de hacerlo es dejar que nuestras acciones muestren la verdad.

También debemos autoexaminarnos. ¿Qué pecados nuestros nos mantienen separados de Dios? ¿Estamos contentos de dejarlos permanecer en su templo, comprado por tan alto precio mediante la muerte de Jesucristo? Estudie 2 Corintios 7:11. Nuestro celo debe infundirnos el deseo de eliminar el pecado de nuestra vida inmediatamente.

No se olvide del ejemplo de Epafras: el celo también comprende servir a nuestros hermanos. Haga una lista de aquellos que necesitan oraciones y busque maneras de ayudar, tanto en los servicios de la Iglesia como durante la semana. Un verdadero discípulo de Cristo siempre está buscando la manera de servir a los necesitados, no para gloria personal, sino por celo hacia las cosas de nuestro Padre.

¡Felicitaciones! Usted ha terminado la serie La armadura de Dios.