¿Qué es el tiempo del fin?

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¿Qué es el tiempo del fin?

Los discípulos de Jesús admiraban el majestuoso y espléndido diseño de las construcciones del templo en Jerusalén. Algunas de las piedras de los cimientos de este complejo del templo pesaban varias toneladas. Otras piedras habían sido labradas de un bellísimo mármol blanco. La luz del sol iluminaba las brillantes piedras y el oro que adornaba el templo.

Los discípulos querían saber si su Maestro estaba tan impresionado con el templo como lo estaban ellos. “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:1-2).

Esta respuesta tan tajante de Jesús (que se refería proféticamente a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.) debió sorprender a sus discípulos. Ellos debieron conmoverse profundamente con la afirmación de que los edificios del templo, con toda su belleza y esplendor, serían totalmente destruidos. Más tarde, cuando los discípulos se le acercaron a Jesús en privado, todavía tenían en mente los comentarios que él les había hecho: “Dinos —le preguntaron—, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (v. 3).

En busca de entendimiento

Casi 2.000 años más tarde, los cristianos todavía continúan preguntándose cuáles serán las señales del fin de esta era y del retorno de Jesucristo. Él contestó esta pregunta tan importante; el problema que muchas personas tienen con la respuesta radica en las interpretaciones que le dan. Todos queremos respuestas claras y precisas, como si fueran la solución de un problema de matemáticas.

Pero para entender la respuesta de Jesús es necesario tener clara la periódica repetición de una serie de sucesos devastadores que ha ocurrido en los últimos 2.000 años y percibir que todo esto se va a incrementar en intensidad y en magnitud a medida que nos acercamos al fin.

Además, es necesario recordar que Jesús explicó claramente que nadie podría saber el tiempo exacto de su regreso: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (v. 36). Sólo el Padre sabe el momento preciso del regreso de su Hijo. Sin embargo, nosotros sí podemos entender ciertos principios esenciales de la profecía.

Jesús les dio a sus discípulos varias señales que requieren una perspectiva muy amplia para poder entenderse cabalmente. Algunos acontecimientos proféticos se han repetido sistemáticamente en la historia, pero se intensificarán antes de la venida de Cristo; otras cosas ocurrirán sólo una vez. Algunas de las profecías más importantes que conducirán al regreso de Cristo no son tan evidentes; varias de las señales mencionadas en la profecía del monte de los Olivos y los escritos de otros profetas bíblicos todavía no se han manifestado.

Examinaremos estas señales bíblicas, las claves que nos permiten entender los acontecimientos futuros a la luz de la profecía. Pero primero conviene analizar la forma en que la Biblia utiliza el término el tiempo del fin.

¿En qué consiste exactamente el tiempo del fin? ¿Cuándo llegará? ¿Estamos viviendo ya en ese tiempo? ¿Existe una forma de averiguarlo?

El tema del tiempo del fin aparece en la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Es uno de los principales temas de las Escrituras. Por lo tanto, es importante que entendamos realmente lo que es ese tiempo tan significativo. Un mal entendimiento puede llenarnos de confusión, incertidumbre y angustia. Pero un entendimiento correcto y sólido, basado en la Palabra de Dios, nos puede dar consuelo y confianza. Vayamos pues a la Biblia para estudiar lo que en ésta se nos revela con respecto al tiempo del fin.

El significado del “tiempo del fin”

Una de las explicaciones más concisas acerca del tiempo del fin se encuentra en el libro de Daniel. En el capítulo 12, Dios le reveló a Daniel un resumen de los acontecimientos principales que ocurrirán en esa época futura: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Daniel 12:1-4).

Según lo que acabamos de leer, el tiempo del fin será un “tiempo de angustia [tribulación], cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”. Además, será un tiempo en el que se incrementarán en gran manera los viajes y las comunicaciones, y habrá una gran explosión de conocimientos: “Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”.

Varios siglos después de la época de Daniel, los discípulos de Jesús le preguntaron acerca del tiempo del fin. Su respuesta fue similar a las palabras de Daniel: “Habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24:21).

Más adelante, Dios le reveló a Daniel mayor información acerca del fin: “Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas. Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (Daniel 12:6-9).

Este pasaje nos indica que el término el tiempo del fin se refiere principalmente a un período de tribulación sin precedentes en la historia, que durará tres años y medio (en el lenguaje bíblico: “tiempo [un año], tiempos [dos años] y la mitad de un tiempo [medio año]”), que concluirá con el establecimiento del Reino de Dios en la tierra. En este folleto estudiaremos principalmente las profecías relacionadas directa o indirectamente con este período de tres años y medio que se presentará al final del “presente siglo malo” (Gálatas 1:4).

Unas palabras de advertencia

Aunque las Escrituras nos revelan que ciertas condiciones se van a deteriorar a medida que el fin de esta era se acerca, no debemos confundir las circunstancias que nos rodean actualmente con el período final que está específicamente profetizado en la Biblia. Las condiciones mundiales se tendrán que degenerar considerablemente durante cierto período antes de que puedan conducirnos a los eventos finales de los últimos días. Los días finales de esta era estarán marcados por ciertos acontecimientos proféticos muy específicos.

Jesús les advirtió a sus discípulos que debían ser muy cuidadosos cuando creyeran que estaban observando las señales del tiempo del fin. Él les dijo: “Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos. Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente” (Lucas 21:8-9).

Según lo que acabamos de leer, Jesús les advirtió que muchos vendrían en su nombre, diciendo que eran sus representantes. Algunos interpretarían que ciertos acontecimientos y sucesos eran las señales evidentes del tiempo del fin, pero estarían equivocados y desviarían a muchos. La sola aparición de carismáticos dirigentes religiosos, guerras y desastres globales no sería suficiente para determinar que el fin había llegado.

Algunos acontecimientos específicos

Para evitar la confusión entre los males generales del mundo y los acontecimientos reales del tiempo del fin, la Biblia describe sucesos específicos que tienen que ocurrir en los últimos días.

Un acontecimiento de capital importancia que tiene que ocurrir en el tiempo del fin es que Jerusalén será dominada por los gentiles (no israelitas). Jesús profetizó que Jerusalén “será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan” (Lucas 21:24).

En Apocalipsis 11:2-3 un ángel le revela al apóstol Juan el tiempo durante el cual los gentiles dominarán la ciudad: “. . . ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”, el equivalente de tres años y medio.

También será una época de intensa persecución al pueblo de Dios. Jesús advirtió acerca de muchos males que denominó “principio de dolores” (Mateo 24:8). Luego dijo: “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (vv. 9-13).

En el Apocalipsis, Juan tiene una visión en la cual parte del pueblo de Dios, simbolizado por una mujer, es protegida de la persecución de Satanás y es “sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apocalipsis 12:14). Satanás, llenándose de ira porque no puede atacar a estas personas, “se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (v. 17).

En lo que hemos examinado hasta aquí, hemos visto en estas tres profecías que el punto focal de las predicciones acerca del tiempo del fin es principalmente un período de tres años y medio de calamidad y tribulación mundiales, sin paralelo en la historia, y que Dios nunca permitirá que vuelva a ocurrir. Estas profecías nos ayudan a entender las condiciones y sucesos que marcarán el comienzo de este período crucial.