El Nuevo Pacto: ¿Anula la Ley de Dios?

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¿Acaso el nuevo pacto anula la ley de Dios y elimina toda obligación de obedecer los Diez Mandamientos y demás preceptos de Dios?

¿Cuál es el mensaje central del evangelio de Jesucristo?

Muchos maestros religiosos dicen que los mandamientos dados por medio de Moisés se aplicaban únicamente a la antigua Israel y no a nosotros en la actualidad.

¿Cuál es la naturaleza y el propósito de los mandamientos de Dios?

El pacto que Dios hizo con los antiguos israelitas en el monte Sinaí, el de darles sus bendiciones especiales y su protección, estaba condicionado a su obediencia a las instrucciones que les había dado.

Las leyes, los estatutos y los juicios de Dios establecen el fundamento de una sociedad justa y los procedimientos administrativos necesarios para gobernarla.

La totalidad de la ley comprendida en el pacto del Sinaí, los cinco libros escritos por Moisés, tenía como propósito abarcar, en principio, cada aspecto fundamental de la vida nacional en la antigua Israel.

Las palabras justo o justicia en las Escrituras se refieren especialmente al carácter personal que se demuestra con una conducta apropiada.

Muchas personas dan por sentado que los Diez Mandamientos y el pacto que Dios estableció con la antigua Israel son exactamente lo mismo, y que ambos quedaron abolidos con la muerte de Jesucristo. Creen que el pacto del Sinaí y los mandamientos de Dios llegaron a existir juntos y dejaron de existir también simultáneamente.

¿Por qué Dios nos entregó su ley?

Desde el principio Dios planeó transformar el pacto limitado y temporal que había hecho con la antigua Israel en un pacto superior, con un sacrificio permanente por el pecado que estuviera disponible para toda la humanidad.

¿Cuál fue el problema con el pacto del Sinaí?

Dios equilibra la justicia con la misericordia al analizar lo que hay en el corazón, para ver si existe alguna posibilidad de arrepentimiento.

Indiscutiblemente el nuevo pacto permite tener una mejor relación con Dios que la relación que sólo simbólicamente se representaba en el antiguo pacto.

El amor mencionado en la Biblia es una preocupación altruista por los demás que se demuestra por nuestras acciones (1 Juan 3:18).

Sólo si tenemos acceso continuo a un Sumo Sacerdote vivo, permanente, podremos obedecer a Dios de la forma en que le agrada.

La palabra gracia es utilizada frecuentemente por algunos religiosos como si reemplazara la necesidad de obedecer la ley de Dios. Esta conclusión no sólo es errónea, ¡sino diabólica!

La clave para resolver el problema del pecado es la ayuda que recibimos por medio de Jesucristo.

La práctica judía de requerirles a los gentiles (no judíos) la circuncisión para que fueran aceptados en su comunidad, amenazó seriamente la unidad de la iglesia primitiva.

Al hablar de la herejía que existía en Galacia, Pablo se refiere en varias ocasiones a la libertad cristiana.

Gálatas 3:10-13 es uno de los pasajes más frecuentemente tergiversados de la Biblia, puesto que muchos eruditos y pastores se basan en este pasaje para respaldar el concepto erróneo de que Pablo creía que la ley de Dios era una maldición.

Algunos piensan que en Gálatas 4:9-10 se condenan las leyes del Antiguo Testamento.

La Biblia nos presenta a Satanás como el maestro de la manipulación de la naturaleza humana.

¿Estaba Pablo mencionando que por el hecho de que los gentiles no estuvieran obligados a circuncidarse, no tenían que obedecer ninguna de las leyes de Dios?

Una interpretación común de la Epístola a los Gálatas es que Pablo criticó a los gálatas por guardar el sábado y las fiestas bíblicas.

Necesitamos la ayuda de Dios, por medio de su Espíritu, para obedecerlo con todo el corazón y lograr que nuestros pensamientos, actitudes y acciones estén de acuerdo con los suyos.

La realidad de que Dios es un juez que considera responsable a todo ser humano ante su ley, es un tema que se repite vez tras vez en las Escrituras.

Un comentario de Pablo que muchos toman fuera de contexto y malinterpretan es el que se halla en Romanos 3:28: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”.

Para entender la relación entre la justificación y la salvación, necesitamos entender las diferentes formas en que estos términos se utilizan.

Muchos creen que en Romanos 14 se dice que los cristianos ya son libres de las antiguas restricciones con respecto a las carnes que pueden comer.

¿Acaso Pablo enseñó que el sábado no es diferente de los demás días y que tenemos libertad para escoger qué día queremos celebrar?

Muchas personas creen que Pablo dijo que no era necesario guardar el sábado o cualquier otro día de fiesta bíblico, cuando escribió en Romanos 14:5-6...

En la Epístola a los Efesios Pablo escribió acerca del plan de Dios de traer paz, unidad y salvación a todas las personas, judíos y gentiles por igual.

Tanto las pruebas internas como las históricas nos indican que Pablo estaba en la cárcel cuando escribió sus epístolas de Efesios y Colosenses.

Casi inmediatamente después de que los ejércitos romanos destruyeron la ciudad de Jerusalén y su templo en el año 70 de nuestra era, un gran prejuicio en contra de las creencias y costumbres judías se extendió por todo el Imperio Romano.

La errónea interpretación de Colosenses 2:14 que enseñan algunas personas se utiliza con frecuencia para respaldar la creencia equivocada de que la ley de Dios fue “anulada” y “quitada de en medio” por Jesucristo.

Pablo explicó en Colosenses 2:17 que el sábado y los días de fiesta de Dios son una “sombra de lo que ha de venir”.

La cita a continuación es del libro del Dr. Troy Martin, profesor de estudios religiosos en la Universidad San Javier, de Chicago, que muestra de forma contundente que Pablo no enseñó que las fiestas santas no debían guardarse.

Pablo argumentaba en contra de la filosofía humana mal encaminada y no en contra de la necesidad de guardar la ley de Dios.

Muchos suponen al leer Colosenses 2:16-17 que Pablo estaba afirmando que ya no era necesario obedecer las leyes de Dios acerca del sábado, los días de fiesta y las carnes limpias e inmundas.

Uno de los conceptos más tergiversados acerca del nuevo pacto es la idea de que por medio de él Jesucristo abolió la necesidad de obedecer las leyes contenidas en el Antiguo Testamento.

Ya en la época de Jesús y Pablo algunos dirigentes religiosos judíos habían perdido de vista el verdadero propósito de la ley de Dios.

En algunas versiones de la Biblia puede ser difícil saber cuándo un escritor del Nuevo Testamento está citando del Antiguo Testamento.

El libro de los Hechos es un registro histórico clave de lo que la iglesia primitiva creía y practicaba.

Jesucristo, el viviente Verbo de Dios, ejemplificó perfectamente lo que enseña la ley de Dios.

Algunas personas creen que la decisión que la iglesia tomó en Hechos 15 liberaba a los cristianos de la necesidad de obedecer las leyes reveladas en el Antiguo Testamento.

Quizá una de las controversias más universalmente extendidas acerca de las enseñanzas de Jesús es la que tiene que ver con su actitud hacia las leyes de Dios registradas en el Antiguo Testamento.

Jesucristo cumplió todo lo que requerían la ley y los profetas, justificando y consumando lo que exigían y anunciaban.

En el antiguo pacto Dios escribió la ley en tablas de piedra. Era algo externo, no parte del pensamiento y la motivación de las personas.

¿Reemplazó Jesús los mandamientos previos de Dios con el "nuevo mandamiento" de Juan 13:34?

Las autoridades religiosas que acusaron a Jesús de quebrantar el sábado han sido descritas como personas que tenían una perspectiva legalista. Pero ¿qué significa el término legalismo?

La vida eterna nos es dada como resultado de la gracia de Dios. Es su regalo completamente inmerecido de nuestra parte.

Cuando Jesús regrese y asuma su papel como Rey de reyes, uno de los aspectos cruciales de su misión será el de guiar a todas las personas del mundo al arrepentimiento verdadero.

Sin ley, no puede haber una libertad efectiva ni duradera.

Pocas personas se dan cuenta de que el antiguo pacto era esencialmente un pacto matrimonial por medio del cual Dios era un esposo para Israel.