por Iglesia de Dios Unida
Para realmente obedecer los diez Mandamientos necesitamos un cambio de mentalidad y comprender que las Leyes de Dios son una delicia.
por Iglesia de Dios Unida
Enseñemos a nuestros hijos los Diez Mandamientos para que tengan una vida más fructífera.
por Iglesia de Dios Unida
Con el espíritu de Dios, si guardamos los Diez Mandamientos, nos convertimos en precursores de una era cuando todos los observarán.
por Iglesia de Dios Unida
Ciertamente, seguir los Diez Mandamientos requiere un cambio en nuestra mentalidad. La Ley de Dios debería ser un deleite.
por Iglesia de Dios Unida
Los Diez Mandamientos no han sido abolidos. Son el fundamento de ambos Pactos.
por Iglesia de Dios Unida
Jesús y sus discípulos claramente enseñaron a lo largo y ancho del Nuevo Testamento que los Diez Mandamientos todavía son válidos en la actualidad.
por Iglesia de Dios Unida
Comience por no hablarles o hablar de ellos de ninguna manera que sea irrespetuosa, y siga por ese rumbo. Dios ha ordenado tenerle respeto a los padres por una muy buena razón.
por Don Hooser
En breve: ¡El espectacular y glorioso regreso de nuestro Salvador como Rey de reyes para establecer el Reino de Dios en toda la Tierra! He aquí cinco de los muchos cambios que traerá su reinado.
por Mario Seiglie
Entramos ahora a una de las secciones más malentendidas en la Biblia – las leyes después de los Diez Mandamientos.
por Darris McNeely
Si tuviera la oportunidad de entrevistar al presidente de su país al comienzo de su mandato, ¿qué le preguntaría? ¿Cómo se compararía su respuesta con la de la Biblia?
por Scott Ashley
¿Cómo es posible que la gente ignore y desestime lo que se afirma claramente en la Palabra de Dios y en su lugar elija prácticas y costumbres de culto que no se aprueban en la Biblia, sino que de hecho se condenan repetidamente en ella?
por Raúl Machicao
Dios descendió en una nube acompañado de truenos, rayos, fuego, terremotos y rocas que caían; eran señales sobrenaturales de la presencia divina, una muestra del poder de Dios.
por Jorge de Campos
"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento" (Salmos 23:4).