Tres pasos gigantescos hacia la paz mundial

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Tres pasos gigantescos hacia la paz mundial

El General Guillermo Tecumseh Sherman, un famoso general de la Unión durante la guerra de Secesión de los Estados Unidos, habló acerca de la farsa de la guerra en un discurso pronunciado en 1879 en la Academia Militar de Michigan. Él enfatizó su advertencia diciendo: “¡La guerra es un infierno!”,frase que con el tiempo se convirtió en una famosa cita.

¿Por qué la humanidad continúa involucrándose en conflictos bélicos para conseguir la paz? Deseamos la paz, pero pareciera que nunca podemos encontrarla, y mientras los seres humanos continúen tratando de solucionar sus diferencias mediante argumentos y guerras, seguirán fracasando.

No obstante, la Biblia nos dice que la paz internacional está a la vuelta de la esquina y la revela a través de tres grandes pasos o saltos hacia adelante, ¡los cuales se llevarán a cabo en el escenario mundial  quizá durante el curso de esta generación!

Dios interviene a favor de la paz

Dios es la figura clave que interviene  en los asuntos del hombre para bien, porque él ejecuta las cosas de manera perfecta. Sin importar cuánto lo intentemos, nuestros esfuerzos humanos simplemente no se comparan con lo que Dios puede planificar y llevar a cabo: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos –afirma el Señor–. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!

“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz” (Isaías 55:8-12, Nueva Versión Internacional, énfasis nuestro en todo este artículo). La paz mundial que Dios promete está basada en el regreso del Príncipe de Paz (Isaías 9:6-7), Jesucristo.

La sabiduría convencional de los seres humanos raramente se basa en la voluntad de Dios. En cambio, se basa en el defectuoso razonamiento humano, cuyas intenciones suelen ser egoístas.

Dios quiere que nosotros, por el contrario, aprendamos su camino de paz, algo que no podemos lograr sin su espíritu: “No saben dónde encontrar pazo qué significa ser justo y bueno. Han trazado caminos torcidos y quienes los siguen no conocen un momento de paz” (Isaías 59:8, Nueva Traducción Viviente). No obstante, la paz mundial está a solo tres pasos gigantes de distancia.

Tres fiestas que muestran el camino

Usted puede develar el enigma de la paz personal y mundial ahora, un gran misterio que se ha mantenido escondido de la humanidad por casi 6.000 años (Mateo 13:10-11). Tres fiestas bíblicas que ocurren durante el otoño en Israel y el resto del hemisferio norte revelan este secreto, que de otra manera se mantendría oculto: la Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de Tabernáculos. ¿Cómo pueden estas fiestas ayudarle a encontrar la paz? El Espíritu de Dios revela el gran misterio de la paz mundial a aquellos que le obedecen (Hechos 5:32).

El primer paso trascendental que Dios dará para alcanzar la paz mundial en el futuro será eliminar a los malos gobiernos humanos. Como segundo paso, él apartará  a los espíritus malignos que ahora están muy ocupados trabajando en la Tierra e influenciando negativamente a la humanidad (Job 1:6-7; 1 Pedro 5:8). El tercer paso será el establecimiento de un gobierno sin oposición sobre la Tierra y presidido por el Mesías, el Príncipe de Paz. Entonces, la paz de Dios será difundida por toda la Tierra.

Examinemos cada uno de estos grandes pasos en más detalle, y estudiemos las fiestas bíblicas que los representan.

La Fiesta de las Trompetas: el derrocamiento de los gobiernos humanos

La clave para comprender la Fiesta de las Trompetas (Levítico 23:23-25) radica en descubrir lo que representa el sonido de cada trompeta a lo largo de la Biblia. En tiempos bíblicos, el sonido de la trompeta era usado frecuentemente como alarma en caso de  guerra, pero también era usado en tiempos de celebración.

El libro de Apocalipsis profetiza que en los tiempos del fin las siete trompetas sonarán en forma secuencial. Cada una será un anuncio de eventos catastróficos que afectarán profundamente a los seres humanos de duro corazón, culminando con el glorioso regreso del Mesías a la última y final trompeta.

Este será un tiempo de júbilo debido a la proclamación de Jesucristo como Rey (Apocalipsis 11:15) y a la resurrección de sus seguidores al sonido de la última trompeta (1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:15-17). Pero, al mismo tiempo, este será también un tiempo de catástrofes y de grandes guerras y las naciones incluso intentarán pelear con Cristo mismo.

¿De dónde surge esta necesidad de pelear y destruir? Satanás es el instigador y autor. Habiendo sido inicialmente un arcángel de Dios, él fue quien provocó la primera guerra cuando se rebeló contra Dios y lo atacó para derrocarlo (Isaías 14:13-14). Pero Dios y sus fuerzas angelicales derrotaron a Satanás y lo arrojaron y confinaron a la Tierra (Lucas 10:18).

Este poderoso ser se había vuelto un inconformista: “Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable,hasta que la maldad halló cabida en ti”(Ezequiel 28:15, NVI). Cuando más tarde Dios creó a los seres humanos, Satanás sabía del plan divino, en el cual nosotros nos convertiríamos en hijos de Dios (Hebreos 2:10) y gobernaríamos sobre los ángeles (1 Corintios 6:3).

Como Satanás no pudo vencer a Dios, se puso como meta destruir a la humanidad. ¿Cómo logra hacerlo? Uno de sus métodos consiste en influenciarnos para que nos autodestruyamos mediante continuas guerras (Santiago 4:1; Isaías 14:6, 17). En última instancia, Satanás es el responsable de los conflictos que conllevan a la guerra y de la ausencia de paz sobre la Tierra.

Dios el Padre se opone a que las personas se empeñen en destruirse mutuamente mediante guerras (Santiago 4:1-6), y esta es una de las razones por las cuales enviará a Jesucristo para que intervenga en los asuntos humanos al fin de esta era. Después de declarar su propia guerra para derrotar a quienes se le opongan, él acabará de una vez para siempre con todos los conflictos bélicos.

Dios el Padre enviará a Jesucristo nuevamente a la Tierra para salvarnos de nosotros mismos: “porque habrá entonces gran tribulación . . . Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo [nadie quedaría con vida]; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22). Durante cierto período de tiempo, justo antes del regreso de Cristo, habrá un juicio divino que provocará gran agitación y devastará a los gobiernos humanos. Luego, al sonido de la última trompeta, Cristo regresará como el justo gobernante de este mundo, y al final de una serie de plagas postreras eliminará a un gran conglomerado de tiranos humanos y sus ejércitos en Jerusalén (Apocalipsis 19:15, 17-18; 14:20).

Pero no será suficiente acabar con la tiranía humana, ya que ésta volverá a surgir si su causa no es extirpada de raíz, lo cual nos lleva al siguiente gran paso.

El Día de Expiación: eliminación de la influencia malvada

Tal como la Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación es otra de las fiestas anuales de Dios (Levítico 23:26-32). Representa el tiempo en que Cristo impedirá a Satanás y sus demonios ejercer su malvada influencia sobre la humanidad y gobernar sobre ella (Apocalipsis 20:1-3).

En este día de tanto significado espiritual Dios nos ordena afligirnos por 24 horas, lo que en otras partes de las Escrituras se describe como ayunar o dejar de consumir comida y bebida (siempre y cuando uno no sufra de problemas de salud que impidan el ayuno). Esta es la única fiesta santa de Dios que se observa de esta manera. La abstención de comida y bebida en el Día de Expiación nos recuerda que la carne humana no puede vencer a Satanás y a sus demonios sin la ayuda de Dios. El ayuno acompañado de oración nos ayuda a acercarnos más a nuestro Padre (Mateo 17:21).

Además, el Día de Expiación representa el día en que la humanidad entera se acercará a Dios en un tiempo de grandes privaciones, para finalmente arrepentirse y recibir verdaderamente a Cristo. También simboliza el momento en que seremos uno solo con Dios y cuando ya no tendremos la necesidad de alimento físico. Los hijos resucitados de Dios existirán como espíritu divino, tal como Jesucristo resucitado (1 Corintios 15:49-54; 1 Juan 3:1-3).

El Día de Expiación de Dios, que representa el encarcelamiento de Satanás y sus demonios y el ofrecimiento de reconciliación con Dios a través de Cristo a todas las personas, se celebra entre la Fiesta de las Trompetas, que simboliza el tiempo de juicio al despotismo humano, y la Fiesta de Tabernáculos, que prefigura aquel tiempo en el que la paz global cubrirá la Tierra tal como las aguas cubren el mar (vea Isaías 11:9).

Note lo que ocurrirá al regreso de Jesucristo: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” (Apocalipsis 20:1-3).

Después de que Satanás sea removido, la paz mundial por fin podrá ser establecida, y eso es precisamente lo que simboliza la siguiente fiesta, como mencionamos más arriba.

La Fiesta de Tabernáculos: ¡Jesucristo reina sobre la Tierra!

La Fiesta de Tabernáculos (Levítico 23:33-43) encarna la paz de Dios y representa el tercer gran paso o salto en el plan de Dios para traer paz a la Tierra. Esta fiesta claramente proclama la paz duradera de Dios, que será realidad justo después de la segunda venida de Cristo (Isaías 9:6-7), cuando se les enseñará a todas las naciones a observarla (Zacarías 14:16-19) y a regocijarse en ella.

Durante el período de mil años del reino de paz de Cristo (Apocalipsis 20:3-6), la humanidad disfrutará de un huerto del Edén internacional, según Ezequiel: “Y dirán:Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas” (Ezequiel 36:35; vea también Isaías 51:3).

Hablando de este tiempo, Isaías dice en un versículo citado anteriormente: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). En ese día, la verdad de Dios será comprendida y obedecida a escala global (Hebreos 8:10-11).

Y hay otra fiesta más: el día siguiente a la Fiesta de Tabernáculos (Levítico 23:36, 39), cuyo significado extiende las bendiciones de paz a quienes hayan muerto sin una plena comprensión de Dios y sus caminos. Ellos serán resucitados después del reinado de Cristo que durará mil años, y se les dará la oportunidad de experimentar la paz eterna en el Reino de Dios (vea Apocalipsis 20:5, 11-12).

La paz global está por venir

Jesús prometió esta paz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”(Juan 14:27). El plan de paz de Dios está simbolizado y grabado en estas fiestas y su maravilloso cumplimiento, que se llevará a cabo en el futuro.

Tanto Jesús y sus apóstoles como la Iglesia primitiva observaban estas fiestas. ¡Usted también puede observarlas! “Bienaventurados los que lavan sus ropas [incluyendo la observancia de las fiestas anuales de Dios], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad [la Nueva Jerusalén que descenderá del cielo]” (Apocalipsis 22:14).

La celebración de las fiestas de Dios son pequeños pasos personales cada año, pero grandes saltos hacia adelante para toda la humanidad. ¡Que Dios le dé esta paz ahora para que usted pueda ayudar a otros a disfrutarla para siempre!  BN