Una carrera bien corrida

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Una carrera bien corrida

Hace meses, cuando planeaba el tema principal de esta edición, “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?”, no tenía idea de que esto me afectaría de manera tan personal.

Si usted ha leído Las Buenas Noticias por varios años, sin duda debe haber leído los artículos de John Ross Schroeder. John fue una figura clave para Las Buenas Noticias durante casi 20 años, y antes de ello, un escritor y periodista muy respetado.

John falleció el 8 de marzo de 2014 en Oxford, Inglaterra, cuatro días después de haber sufrido un paro cardiaco cuando regresaba a casa al término de un evento periodístico en Londres. Tenía 77 años y todavía trabajaba intensamente.

Algunos de los artículos de John aparecían bajo su nombre, pero muchos otros no. Escribió más de mil artículos a través de los años y también contribuyó enormemente con la producción de muchas de nuestras guías de estudio bíblico y lecciones del Curso Bíblico por Correspondencia. Sus escritos literalmente enriquecieron las vidas de millones de personas durante muchos años.

John viajó extensamente durante muchos años como periodista acreditado, especialmente por Europa. Su conocimiento de la historia de Europa y del Medio Oriente añadió muchísimo material interesante a sus artículos sobre historia y profecía bíblica.

En sus últimos años, además, pastoreó las congregaciones de Irlanda del Norte y de East Sussex, y esa experiencia añadió otra dimensión más a sus escritos. Él y su esposa Jan eran un equipo muy eficaz en nuestra oficina en las Islas Británicas.

John fue un siervo humilde que dedicó su vida a compartir el evangelio —las buenas nuevas— de Jesucristo y del Reino de Dios en todo el mundo, y su obra era bien conocida entre los lectores de nuestras publicaciones en casi todos los países.

Más aún, John vivió esa esperanza día a día. Con mucha regularidad me llamaba o me enviaba correos electrónicos con ideas para nuevos artículos o para atraer a los lectores y convencerlos de la necesidad de buscar a Dios y dedicar sus vidas a su Creador. En las pocas ocasiones en que no trabajaba en su escritorio, se llevaba consigo proyectos para mantenerse ocupado con lectura o trabajo.

Su dedicación a Dios y a su obra me recuerda otro siervo apasionado de Dios, el apóstol Pablo. Cuando se acercaba al fin de su vida, Pablo escribió en 2 Timoteo 4:7-8: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es sólo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida” (Nueva Traducción Viviente).

Tal como el apóstol Pablo, nuestro amigo John corrió muy bien su carrera. Y al igual que Pablo, ¡su corona le espera en aquel gran día del retorno de Cristo, cuando resucitará para vivir eternamente!