Tres increíbles verdades acerca de su futuro

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Tres increíbles verdades acerca de su futuro

¿Cuántos asuntos preocupantes y que no han sido resueltos tiene usted en su vida? Todos estamos luchando contra algo. Tal vez nuestros seres queridos estén sufriendo problemas de desempleo, adicciones o relaciones rotas. Y como si esto fuera poco, hemos aprendido que ciertos asuntos no tienen solución.

¿Qué nos depara el futuro en el plano personal? El estrés y la presión que nos rodean pueden robarnos la esperanza y la alegría. Nunca antes ha habido un momento más oportuno para recordar las consecuencias del pecado y los estilos de vida equivocados, por los cuales debemos pagar un terrible precio.

Pero a pesar de que las dificultades diarias parezcan ser abrumadoras, el mensaje que la Biblia nos entrega acerca de nuestro futuro arroja gran claridad sobre los problemas, sufrimientos, gozos y experiencias de la vida.

En particular, hay tres verdades absolutamente increíbles que la Biblia nos enseña acerca de lo que Dios ha planificado para nosotros. Una vez que usted comience a creer en estas tres cosas, Dios puede empezar a cambiar y mejorar su vida.

Como pez fuera del agua

Piense por un momento: ¿Se ha sentido alguna vez como un pez fuera del agua?

En realidad, vivir en este mundo sin conocer el plan de Dios puede igualarse a un pez que ha sido sacado de su elemento.

Cuando mis hijos eran pequeños, me gustaba llevarlos a pescar. No era una pesca seria, sino simplemente una manera de divertirnos a la orilla de un riachuelo. Recuerdo que en una de nuestras “expediciones” pescamos bastantes percas. Por supuesto, los niños no se conformaron solamente con pescarlas y soltarlas. ¡Querían llevárselas para la cena! Por lo tanto, las puse en una canasta flotante para mantenerlas ahí hasta que estuviésemos listos para irnos.

Mientras estábamos pescando, mi hijo se apartó un poco. Miré hacia donde se encontraba y vi que intentaba jugar con un pez en la orilla. Obviamente, el pobre pez estaba dando coletazos y saltando por todos lados. Me acerqué y le pregunté qué estaba pasando, y me dijo que estaba tratando de enseñarle al pez a sentirse a gusto en la orilla del río.

Le dije que sería muy difícil convencer al pez de tal cosa. En su sabiduría de niño, él concluyó que sería bueno que al pez le gustara el suelo, ya que así sería más fácil jugar con él.

Pensé por un momento en cómo ayudarle a comprender lo imposible de su plan, y le dije: “Tenemos que ponerlo de vuelta en el agua, porque al estar fuera de ella no puede ser aquello para lo que fue creado”.

Así, tomamos al pececito y lo pusimos de vuelta en el agua. Al instante se disipó su desesperación y nadó con muchos bríos,  como si hubiese resucitado. ¡No pudimos menos que sonreír!

Creo que mi hijo se dio cuenta de que, sin importar cuanto aleteara el pez en la playa, jamás se acostumbraría a vivir en la tierra. Nunca hubiese podido estar satisfecho ni feliz. Y aunque hubiese hecho el esfuerzo para adaptarse, estaba condenado a fracasar y morir.

Tiempo para un cambio de perspectiva

Reiteramos la pregunta: ¿Se siente usted como pez fuera del agua?

Los desafíos de la vida (los problemas, el trabajo, la insatisfacción, e incluso su religión) pueden hacer que se sienta de esa manera. Pero usted fue creado con un gran propósito. Si le parece que va por la vida aleteando y retorciéndose, es hora de hacer cambios. No permita que el mundo a su alrededor lo convenza de acomodarse sin más ni más al resto, o de conformarse a sus caminos.

Es difícil ser aquello para lo que fuimos creados cuando nos sentimos incómodos en nuestro medio y desconocemos nuestro propósito final.

Usted necesita un ambiente más adecuado, porque este mundo lo está transformando en un pez fuera del agua. El mundo es una ribera nefasta, que quiere moldearnos y convertirnos en algo que contradice el propósito que Dios tuvo al crearnos.

Pero cuando usted logre finalmente contestar la pregunta “¿De qué se trata todo esto?”, su vida cambiará. He aquí tres increíbles verdades acerca de su futuro, que contestarán esta importante pregunta.

Increíble verdad #1:Dios es una familia extraordinaria

Todos los cristianos entendemos que Dios desea una relación estrecha con nosotros, pero a veces no nos damos cuenta de cuán estrecha puede ser esa relación. Usted tiene un Padre verdaderamente amoroso, un Dios que desea lo mejor para usted, como manifiesta este versículo: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2, énfasis nuestro en todo este artículo). ¿Qué significa exactamente esto?

El propósito de Dios, desde el mismo comienzo, era crear una familia extraordinaria. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza . . . Y creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1:26-27). No hay duda de que tanto hombres como mujeres fueron creados a imagen de Dios. ¿Por qué? Para que fueran como él.

Hay otro importante detalle en este versículo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Aquí hay más de un individuo. ¡Esto se pone más interesante!

¿Sabía usted que desde el comienzo han existido dos seres divinos? Ellos son Dios el Padre y aquel que el Nuevo Testamento identifica como Dios el Verbo (Juan 1:1). El Evangelio de Juan revela que Dios el Verbo se convirtió en Jesucristo.

Vemos que la palabra “Dios” utilizada en este pasaje no se refiere solamente al Padre. En esencia, es como un apellido familiar. ¿Ha pensado usted alguna vez en la familia Dios? Dios es una familia divina conformada por más de un individuo: Dios el Padre y Jesucristo, y ambos son Dios.

Y note la relación del Padre y el Hijo, que indica claramente cuán extraordinaria es su familia. ¡Todo gira en torno al núcleo familiar!

Increíble verdad #2: Dios está produciendo hijos espirituales

A pesar de lo increíble que parezca, Dios desea que usted y yo seamos parte de su familia divina por toda la eternidad, ¡y que seamos sus propios hijos!

¡Esto es simplemente extraordinario! Puede que usted haya escuchado que al morir uno se va al cielo como alma inmortal, pero eso no pasa de ser un mito. Si se atreve a aceptar el desafío de investigar, se dará cuenta de que esto no es lo que la Biblia enseña.

Sin embargo, usted puede confiar plenamente en el plan que Dios le tiene reservado. Dicho plan se basa en la familia, y con ese fin Dios está produciendo hijos espirituales. En pocas palabras, su increíble potencial es nacer en la familia misma de Dios.Usted será su hijo, y como tal tendrá su actitud, perspectiva, naturaleza y carácter divinos.

Permítame usar una ilustración: tal vez hayamos visto las figuras de palitos que personifican a una familia en el parabrisas trasero de algunos automóviles. Las personas representadas son el papá, la mamá, los hijos y las hijas. Además, algunos les agregan a estas figuras los pasatiempos u oficios de cada uno. Así, el hijo puede aparecer como futbolista, el papá como cartero, o la mamá como mujer de negocios.

Hace poco observé que la ventana trasera del automóvil de mi vecino había experimentado un cambio — les había nacido otro hijo y, como era de esperarse, habían agregado una figura de bebé, un coche y pañales. Me he valido de esta analogía para explicar lo siguiente: Dios nos entregó la familia humana como una representación de lo que él está llevando a cabo en el plano espiritual. Como seres físicos que somos, pertenecemos al género humano. Pero al nacer dentro de la familia de Dios, perteneceremos al género divino— seremos como Dios.

Cuando uno observa la ventana trasera de estos autos, puede darse cuenta de que la familia es una unidad. Los más pequeños no son mascotas ni otro tipo de criaturas, sino seres humanos, al igual que su mamá y su papá.

Imaginemos por un momento cómo se vería la ventana del automóvil de Dios, y supongamos que la Biblia es su ventana. Todo comenzó con la creación. ¿Se acuerda del relato? Dios creó la noche y el día, el cielo y el mar, el suelo y las plantas, las estrellas y los planetas, y también las criaturas marinas y los animales.

Pero ¿se ha fijado en lo que Dios dijo mientras creaba las plantas y los animales? Él dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así” (Génesis 1:24).

¿Cómo se reprodujeron? Dice “según su género”. Por lo tanto, los leones producen leones, las jirafas producen jirafas, las flores producen flores y los perros producen perros.

Pero aquí se encuentra la increíble verdad: lo mismo se aplica a los seres humanos. ¿Según cuál “género” fueron creados? Según el “género Dios”, es decir, no solo para ser seres físicos. Es por esto que Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. De la misma manera, más tarde Adán, el primer hombre, “engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen” (Génesis 5:3).

Hijos e hijas literales de Dios

Vemos entonces que el propósito de Dios va mucho más allá de la creación mortal, física y perecedera de los seres humanos. Él desea que nosotros finalmente seamos parte de su familia espiritual. En su reino seremos como Dios, miembros espirituales de su familia.

Si nos imaginamos el plan de Dios como la ventana de su automóvil, veríamos a Dios el Padre (como la cabeza de la familia) y a Jesucristo, y nosotros con el potencial de estar ahí, en esa misma ventana, ¡formando parte de la familia divina! No seríamos el gato o el perro al final de la línea, ¡sino que miembros legítimos de la familia de Dios!

Con razón Dios además nos dice: “Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas” (2 Corintios 6:18). Y él lo dice sinceramente. El Padre quiere que seamos sus verdaderos hijos, ¡para transformarnos en el mismo tipo de seres que él y Cristo son actualmente!

Dicha relación familiar y el convertirnos en hijos de Dios el Padre ¡es el corazón y esencia del increíble plan que Dios tiene para la humanidad y para usted! Dios quiere que usted forme parte de su familia eterna para siempre, como uno de sus hijos.

¿Ha notado alguna vez el asombroso pasaje en Salmos 82:6? En él, Dios nos dice: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo”.

Aquí, Dios está afirmando fehacientemente que los hijos humanos son como sus padres humanos y como sus hermanos y hermanas. Todos son el mismo tipo de seres: miembros de la raza humana. Entonces, ¿cómo serán los hijos de Dios? Los hijos de Dios serán como el Padre y como Jesucristo, su Hermano divino. Jesucristo es Dios el Hijo y es como su Padre, con el mismo tipo de gloria y poder.

¿Alcanza a comprender esto? Las Escrituras nos dicen que los hijos de Dios, resucitados y glorificados, ¡serán como el Padre y como Jesucristo! Esto se refiere a nosotros. Seremos el mismo tipo de seres que el Padre y Jesús, es decir, ¡seres divinos!

Si esto no estuviese claramente escrito en blanco y negro, usted podría decir que es imposible. Pero no lo es: Dios está abriendo sus ojos para que pueda ver claramente. Note todos los pasajes bíblicos que demuestran que esto es cierto, como el siguiente: “Dios –para quien y por medio de quien todo fue hecho– eligió llevar muchos hijos a la gloria . . . Por lo tanto, Jesús y los que él hace santos tienen el mismo Padre.Por esa razón, no se avergüenza de llamarlos sus hermanos” (Hebreos 2:10-11, Nueva Traducción Viviente).

¿Se fijó en las palabras usadas en este pasaje? ¿Qué desea Dios? Él quiere que muchos hijos compartan su gloria. Desea que muchos hijos sean hechos santos y que se integren a la misma familia como hermanos y hermanas de Cristo. ¿No es ese el tipo de familia que usted siempre ha deseado? ¡No hay mejor familia!

Este maravilloso futuro es el propósito y la razón fundamental por los cuales Dios creó la humanidad. ¡Esta es la razón por la que nacimos y por la cual existimos!

Increíble verdad #3: No solo un poquito de Dios

Hemos entendido que el destino de los cristianos es llegar a ser hijos e hijas literales de Dios, pero ¿qué significa esto realmente? ¿Seremos solo “un poquito” como Dios? Note cómo explica esto el apóstol Pablo. Él dice que fue “elegido para explicarles a todos el misterioso plan que Dios, el Creador de todas las cosas, mantuvo oculto desde el comienzo . . . Ese era su plan eterno” (Efesios 3:9-11, NTV).

Pablo estaba escribiendo acerca del magnífico propósito que Dios tiene para usted. El plan de Dios revela el maravilloso compromiso que él ha hecho con nosotros. Pablo dice que este plan es tan asombroso, que lo motiva a adorar a Dios: “Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre, el Creador de todo lo que existe en el cielo y en la tierra . . . Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios” (vv. 14-19, NTV).

¿Qué significa esto? Expliquémoslo por partes. Si usted recibe un nombre de acuerdo a su estirpe divina, ¿cuál sería el nuevo nombre de su familia? Tendría que ser “Dios”, ¿verdad? Y la Biblia dice que los cristianos son llamados según Dios, lo que significa que serán hijos legítimos de la familia de Dios.

Y aquí hay algo realmente importante: el propósito fundamental de su vida es ser lleno de toda la plenitud de Dios. ¿Qué sería usted en ese caso? ¡Tendría que ser un espíritu divino, tal como Dios, glorificado en su familia eterna!

Por lo tanto, esta extraordinaria parte del plan indica que no seremos simplemente un poquito divinos, ni parecidos o semejantes a Dios. Las Sagradas Escrituras –la Palabra misma de Dios (2 Timoteo 3:16)– revelan que seremos llenos de toda la plenitud de Dios.

La asombrosa verdad es que Dios ya está formando su familia. En el Reino de Dios usted podrá convertirse en un hijo literal de Dios. Imagínese lo que será ser como Dios, un miembro de su misma familia espiritual. Con razón Dios es llamado nuestro Padre: él está engendrando a sus propios hijos espirituales.

Es por esto que el apóstol Pablo escribe: “ . . . y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos” (2 Pedro 1:4, NTV).

¿Se dio cuenta de que esta promesa no tiene precio? Se nos ofrece la naturaleza divina de Dios. El Padre y Cristo serán la cabeza de la familia para siempre, y sus gobernantes supremos. Podemos nacer como miembros espirituales de su familia, y ese es el increíble propósito por el cual usted fue creado. ¡Es la gran verdad de por qué usted y yo fuimos creados! Este es el destino potencial y final de toda la humanidad. ¡Su futuro no podría ser mejor!

Aférrese a su grandioso destino ahora mismo

Dios tiene un gran propósito para su vida, y no quiere que usted se sienta como pez fuera del agua. Su destino, la razón por la que usted nació, es ser un miembro inmortal de la familia de Dios.

La increíble realidad es que Dios es una familia. El Padre y Jesucristo serán la cabeza de su familia, que potencialmente estará formada por miles de millones de hijos divinos para siempre.

Puede que en la actualidad seamos personas ordinarias, pero tenemos un Padre celestial extraordinario. Él está creando hijos con su propia naturaleza divina, con su carácter santo y justo, y les dará su nombre familiar.

Por lo tanto, nunca subestime el valor de su vida. Usted nació para convertirse en uno de los hijos de Dios. ¡Nació para recibir su naturaleza y vida eterna en su reino!