La sana doctrina es de gran importancia para la obra de la Iglesia

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La sana doctrina es de gran importancia para la obra de la Iglesia

Cincinnati, Ohio— En la reciente Conferencia General de Ancianos, cuyo tema fue “Transformando vidas mediante el Espíritu y la Palabra de Dios”, Donald Ward explicó detalladamente por qué la sana doctrina es vital para la obra de la Iglesia, especialmente en lo que se relaciona con el tema de este año.

Dicha presentación, entregada el lunes 7 de mayo en el auditorio del centro de convenciones Holiday Inn, donde se realizó la conferencia, se centró en cuatro escrituras claves que se encuentran en las cartas de Pablo a Tito y Timoteo. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3). La palabra griega traducida como “sana” es un término médico que significa “saludable y sano”, y la palabra griega equivalente a “doctrina” significa “enseñanza”. En términos simples, la sana doctrina es la enseñanza que nos mantiene espiritualmente íntegros.

Llegará el momento en que las personas ya no escucharán la verdad, por lo cual nosotros, como la Iglesia de Cristo, el Cuerpo de Cristo, tendremos que predicar la Palabra de Dios con cada fibra de nuestro ser. Y nuestra enseñanza debe ser la Palabra de Dios, alimento sólido a su debido tiempo, predicando siempre la verdad sin importar cuándo.

En Timoteo 4:2 se mencionan tres aspectos de cómo predicar una doctrina sana. El primero es redargüir, que puede traducirse más fielmente del griego como “convencer”. Para convencer a alguien, primero debe ustedestar convencido. Los oyentes se darán cuenta inmediatamente si usted está absolutamente persuadido de lo que está enseñando. Este convencimiento viene como resultado de estudiar, orar y meditar. Quienes enseñan la Palabra de Dios deberían pedirle a él en oración que les dé la convicción y pasión necesarias para motivar a los hermanos y estimular a la congregación.

El segundo aspecto es reprender. Una mejor traducción del vocablo griego original es “juzgar, advertir, amonestar fuertemente”. El profeta Isaías se hizo eco de este mismo concepto cuando declaró lo siguiente: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta” (Isaías 58:1). Debemos proclamar todas las enseñanzas de Dios. Jesús predicó con gran autoridad, lo que sorprendió mucho a las personas de su época. La enseñanza de Pablo a los Corintios no fue técnicamente perfecta, pero él los guió para que tuvieran fe en el poder de Dios, no en la excelencia de la oratoria
(1 Corintios 2:1-5).

El tercer y último punto es la exhortación, que significa alentar, fortalecer y confortar.

Pablo enfatizó la sana doctrina en su carta a Tito. Le escribió que el obispo “debe ser retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9). Es por medio de la Palabra de Dios que se puede convencer a un opositor.

Es de suma importancia alentar y enseñar a cada miembro del Cuerpo que debe renovarse interiormente día a día con la nueva vida en Cristo, un factor crucial si alguien pretende sobrevivir en esta presente época malvada. La oración modelo dada por Jesús incluyó “danos el pan de cada día”. Él no solo se refirió al pan físico para nuestro sustento, sino que también al pan espiritual de renovación interna.

En el pasado, muchos se quedaron en el camino porque no fueron instruidos en la sana doctrina y no tuvieron una relación personal con Dios y Jesucristo. El ministro debe enseñar continuamente la sana doctrina y enfatizar la necesidad de los hermanos de crecer en gracia y conocimiento.

El Dr. Ward concluyó exhortando urgentemente a los presentes a proclamar con valentía las respuestas a las grandes interrogantes de la vida, especialmente en lo que concierne a la naturaleza de Dios y al gran potencial que tenemos. La verdad nos hace libres del miedo, la ignorancia, la superstición y las doctrinas de hombres. Despertemos el Espíritu de Dios y animemos a nuestras congregaciones con las palabras de vida del Espíritu.