Lección 3: La coraza de justicia

Usted está aquí

Lección 3

La coraza de justicia

El antiguo pueblo de Israel nos da un irónico ejemplo de lo esencial que puede llegar a ser la armadura. Tal vez recuerde la historia del cobarde y caprichoso rey Acab. ¿De qué forma terminó su vida? Este líder egoísta permitió que un hombre muriera, solo para poder quedarse con su viña (1 Reyes 21). Como rey, “hizo lo malo ante los ojos del Eterno, más que todos los que reinaron antes de él” (1 Reyes 16:30).

Dios había profetizado que Acab moriría en la batalla descrita en 1 Reyes 22. Por lo tanto, Acab decidió disfrazarse, mientras que su aliado, el rey Josafat de Judá, vistió los ropajes reales.

El enemigo había ordenado a sus capitanes: “‘No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel’. Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: ‘Ciertamente éste es el rey de Israel’; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó. Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura . . . y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro” (1 Reyes 22:31-35).

El rey Acab murió debido a que una flecha se incrustó justo en un espacio desprotegido de su armadura. ¿Habrá sido la justicia divina la que lo permitió?

Ceñidos con la justicia

Suponga que se enfrenta a los ejércitos de Satanás, para lo cual se prepara y ora. Las huestes de su enemigo sonríen con una mueca maligna y solo esperan la orden para provocar el peor daño imaginable.

Se oye el grito de batalla y ellos inician el ataque; usted aprieta aún más el puño de su espada y levanta el escudo. Las armas son blandidas con furia sin igual; usted trata de evitar la furiosa embestida de la mejor forma posible, pero hay demasiados flancos que cubrir. De repente, ve cómo la espada de uno de sus oponentes hace un arco, pasa más allá de su escudo y se dirige hacia su pecho.

Usted se prepara para lo peor y desea fervientemente que su muerte sea rápida. Observa cómo el arma se acerca cada vez más, y con la sensación de que todo ocurre en cámara lenta, solo espera, espera, hasta que . . . ¡CLANG!, el sonido de la espada al chocar contra su coraza retumba en el aire.

Agitando la cabeza con incredulidad, mira hacia abajo y se da cuenta de que su coraza de justicia detuvo el mortal golpe. Esto le infunde un gran sentido de justicia y se lanza nuevamente a la batalla con renovado vigor.

La coraza era un elemento esencial en la armadura del soldado romano. Le proporcionaba protección al torso, la parte del cuerpo que contiene órganos vitales como el corazón y los pulmones, entre otros. Un soldado sin coraza iba a la muerte segura, ya que cualquier ataque podía resultar fatal. Pero con una coraza resistente, los mismos ataques eran poco efectivos e inútiles ya que los golpes simplemente rebotaban en su superficie.

¿Por qué se compara la justicia con un elemento protector como la coraza?

Proverbios 11:4

No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte.

Sin justicia, nos exponemos a una muerte cierta. La justicia —equivalente a una coraza— contrarresta los letales ataques de nuestros enemigos.

¿Qué es la justicia?

Salmos 119:172

Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia.

1 Juan 3:4

Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

1 Corintios 15:34

Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.

Ser justos es hacer lo correcto ante los ojos de Dios. Los mandamientos de Dios son justicia. Por el contrario, el quebrantamiento de la ley es pecado, y el pecado es lo opuesto a la justicia. Por lo tanto, ser justos es obedecer las leyes de amor de Dios.

¿Qué nos aparta de Dios y nos aleja de su protección?

Isaías 59:1-2

He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.

Las iniquidades y los pecados son acciones y pensamientos que van en contra de la ley de Dios. Debido a que están en conflicto con el camino de Dios y son dañinos para nosotros y para los demás, nuestro justo y perfecto Dios no se relaciona con aquellos que deciden tomar el camino del pecado y la maldad. Quienes lo hacen, se apartan de Dios y de su protección.

Es interesante destacar que en este mismo capítulo Isaías menciona que Dios se viste de justicia como si fuese una coraza (Isaías 59:17), ejemplo que inspiró a Pablo a usar esta analogía.

¿Con qué tipo de justicia deberíamos ceñirnos?

Isaías 64:6

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.

La justicia puede librarnos de la muerte, pero ¿de qué justicia estamos hablando? La escritura de más arriba nos aclara que nuestra justicia individual es comparable a “trapos de inmundicia”, y si lo que usted busca es protegerse a sí mismo de la muerte, esos trapos de inmundicia forman una coraza deplorable e inservible.

Jeremías 23:6

En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: ETERNO, JUSTICIA NUESTRA.

También repase escrituras como Job 36:3, Salmo 5:8; 23:3; 24:5 y 71:16, que muestran que la verdadera justicia proviene de Dios. Es la justicia del Eterno, no la nuestra, la que debe servirnos como coraza y defensa contra Satanás.

¿Qué otras características usa Pablo para compararlas con la coraza?

1 Tesalonicenses 5:8

Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

La fe y el amor también protegen nuestros corazones. Es interesante estudiar cómo la fe y el amor se relacionan con la justicia. La fe trabaja “a través del amor” (Gálatas 5:6), y por su fe (la que mostró al obedecer la voluntad de Dios) Abraham fue “contado como justo” (Romanos 4:3; Génesis 26:5). Como lo indica un comentario bíblico (Commentary Critical and Explanatory on the Whole Bible[Comentario crítico y explicativo de toda la Biblia], Jamieson, Fausset y Brown): “‘La fe’, que es la motivación interna, y ‘el amor’, expresado en nuestros actos, constituyen la perfección de la justicia” (lea 1 Tesalonicenses 5:8).

¿Cómo se usa la coraza de justicia?

Efesios 6:13

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

Ahora sabemos lo que es la coraza de justicia. Pablo nos ordena “tomad toda la armadura de Dios”, pero la pregunta es, ¿cómo?

Si realiza un profundo estudio sobre todas las escrituras relacionadas con “justicia” utilizando una concordancia (301 versículos, en la Versión Reina Valera), descubrirá que en la Biblia los siervos de Dios que fueron justos lograron esa justicia por seguir el camino del Eterno. Aunque parezca una afirmación muy generalizada, la única manera de defendernos con la justicia divina es apegarnos a la letra y el espíritu de la ley de Dios.

Una vez que nos hemos puesto la coraza de justicia, debemos asegurarnos de no quitárnosla. Ezequiel 33:13 muestra que ceñirse la justicia no es un evento único, sino más bien un proceso que puede tomar toda la vida.

Un día, la guerra que estamos librando habrá terminado, y cuando así sea, veremos el cumplimiento de lo que se nos ha prometido: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” (Isaías 32:17). Al vivir el camino de Dios con fe y mantenernos lejos de Satanás encontraremos paz, tranquilidad y seguridad por siempre.