Una lección del circo

Usted está aquí

Una lección del circo

El circo es un espectáculo donde se presentan artistas de diversas categorías que demuestran sus habilidades y destrezas frente a un público. Todo se desarrolla en una gran tienda, símbolo de su carácter itinerante.

Muchas son las personas que forman parte del gran engranaje que sustenta el show. No solamente los acróbatas, contorsionistas, payasos, malabaristas y artistas varios, sino que también están quienes administran la entrada y salida al público, los que limpian y cuidan a los animales, los encargados de efectos especiales de las escenas, los  músicos, los técnicos...

¿Pero qué sucede cuando la enfermedad, el desánimo, la desconfianza, el cansancio y todos sus derivados inyectan en los integrantes de un circo a no continuar con el show?

El lema de ellos es: "el show debe continuar". Esa es su motivación y empuje por sobre todas las cosas negativas que puedan suceder. Y nosotros podemos encontrar una lección muy bonita en ellos.

Dios no nos ha entregado el conocimiento de su verdad para estar en el público, disfrutando del show, sino, al contrario, debemos ser parte de éste ejerciendo nuestras profesiones, nuestros dones, nuestras aptitudes. Y a pesar de que la vida se pone a veces cuesta para arriba, "el show debe continuar".

De hecho, sabemos que la Iglesia de Dios no claudicará. El Hades (donde no hay obra, ni trabajo, ni ciencia ni sabiduría) no podrá superar, vencer, ni derrotarla. ¿Por qué?

Porque estamos “… edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:20-22)

La Iglesia no morirá porque su piedra angular es nuestro Salvador Jesucristo. Pero ¿estaremos nosotros dentro de este edificio santo bien coordinado? Amigos, mantengámonos dentro pensando que cualquiera que fuera nuestra labor, no debemos claudicar. Busquemos nuestro lugar, busquemos dónde podemos servir para ser cristianos "activos y perseverantes".

“Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Más el que persevere hasta el fin, éste será salvo (Mateo 24:10-13).

Así como todos los trabajadores de un circo, a pesar del desánimo, piensan que "el show debe continuar", así también nosotros debemos estar conscientes de que debemos seguir adelante no sólo hoy, o mañana o la semana que viene sino hasta el fin. A pesar de que muchos tropiecen, otros se entreguen, y muchos sean engañados, no desistamos de nuestra profesión, busquemos la protección en el edificio que Cristo fundó y así, cuando él regrese, nos encuentre trabajando.