Una lección de la piedra caliza

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Una lección de la piedra caliza

Casi todas las mañanas, poco después del amanecer, tomo un pequeño paseo cerca de nuestra casa en el este de Tennesses. A veces paso por un afloramiento de piedra caliza, una roca sedimentada formada por los sucesivos depósitos de lodo, arena y conchas de pequeños organismos marinos prehistóricos.

Aprendí que las enormes formaciones de piedra caliza ocurrieron hace 460 millones de años atrás cuando esta región estaba cubierta por el mar. Cada vez que veo las múltiples capas de roca, que se imponían lentamente durante millones de años, me maravillo de la grandeza de nuestro Creador y su eterna presencia (Salmos 86:10, Isaías 57:15).

Esto me lleva a considerar la edad del Universo, que los astrónomos estiman cerca de aproximadamente 14 mil millones de años atrás. Cuando comparo ese enorme espacio de tiempo y esa increíble brevedad de la vida humana, estoy impresionado. La Biblia explica que “los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años” (Salmos 90:10). Además de ser tan corta, nuestras vidas parecen pasar tan rápido. El patriarca Job remarcó, “Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor” (Job 7:6).

Tengo 63 años y una buena salud pero, ¿cuánto tiempo más tengo? Tal vez, usted se hace la misma pregunta. Quizás, hay una mejor interrogante que deberíamos plantear. ¿Qué estamos haciendo con el tiempo que Dios nos ha dado? Aunque nuestras vidas están ocupadas, ¿realmente estamos logrando lo más importante? ¿Estamos buscando “al Eterno mientras puede ser hallado” y cuidando de los “negocios de mi Padre” como Cristo lo hizo cuando caminó sobre la tierra? (Isaías 55:6, Lucas 2:49).

El Padre le dio a su hijo la vital misión de “dar las buenas nuevas a los pobres… sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19). Tras su ascensión al cielo Cristo instruyó a sus seguidores a preocuparse en su misión (Mateo 24:14, Mateo 28:19-20). Ellos incluso estaban “buscando primeramente el Reino de Dios y su justicia” mientras que crecían en la “gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (Mateo 6:33. 2 Pedro 3:18, énfasis añadido).

Como los seguidores de Jesús, ¿cómo vamos a hacer esas tareas? ¿No deberíamos examinar nuestras prioridades diariamente para ver lo mucho que necesitan ser ajustadas? Tal vez una lección de la piedra caliza puede ayudarnos a hacerlo.

Fuente: ucg.org