Un tiempo para todo

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Un tiempo para todo

Ha sido un invierno más frio de lo habitual en donde vivimos… hemos tenido un poco de nieve y temperaturas bajo cero en varias ocasiones.

Caminando una tarde en mi patio, noté que las hojas habían caído de la mayoría de los árboles, incluso aquellas que habían colgado durante el invierno. La brisa era suave y agradable, las temperaturas eran más cálidas que en los días anteriores y algunas flores ya empezaban a salir de la tierra. De hecho, el cambio de estaciones está para recordarnos que nada es seguro en esta vida más que el cambio.

Me recuerda el famoso verso de Eclesiastés… “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora…” (Eclesiastés 3:1-11)

Una de las bendiciones de un cambio de estaciones es que nos incita a reflexionar en cómo debemos estar cambiando constantemente, para ser mejores.

Entre más buscamos a Dios, nos arrepentimos, y tratamos de vivir como él quiere, más podremos notar que los cambios son algo muy bueno.

En nuestras vidas agitadas, muchas veces olvidamos tomar tiempo para observar el mundo que nos rodea. Detente, toma todo, y date cuenta que hay cosas buenas, malas y en medio.

“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11).

En el verso 11 vemos que apartados de Dios, somos incapaces de averiguar el principio del final. Somos incapaces de averiguar qué cambios son buenos, y cuáles son malos… aunque nos gustaría pensar que podemos hacerlo fácilmente sin Dios… y muchos lo intentan, con trágicos resultados.

Así que, mientras sentimos el aire cálido de la primavera (cuando por fin llegue a varias partes del mundo), y ver la belleza natural de los cambio a su alrededor… toma un momento para reflexionar, meditar, y pensar en qué áreas de tu vida necesitas cambiar… para bien, y entonces busca a Dios para que viva en ti y te ayude a hacer precisamente eso.

Fuente: ucg.org