No permitamos el engaño

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No permitamos el engaño

De niños nuestros padres nos enseñaron a cuidarnos de personas engañadoras. Todos saben que es relativamente sencillo timar a un niño. Hoy, continuamente estamos expuestos a todo tipo de artimañas. Podríamos hablar de los engaños en los medios de comunicación o en la propaganda que nos entrega productos que, al comprarlos, nos damos cuenta de que nos han engañado con sus cualidades que no son como nos dijeron. Y ¿qué me dicen del engaño que en ocasiones nuestro cerebro nos hace?

Así es, el cerebro puede ser fácilmente burlado. Todas las imágenes que vemos son interpretadas por un sistema complejo (sentido de la vista) y que al final nuestro cerebro interpreta como una imagen en particular.

Galileo se dio cuenta de que el planeta Venus se veía 8 veces más grande que el planeta Júpiter por el sólo hecho de mirarlo al ojo desnudo. Ni Galileo ni la ciencia que vino después de él supo explicar por qué vemos las cosas distintas en determinadas situaciones.

Las ilusiones ópticas son imágenes que tergiversan la realidad captada por el ojo. Éstas demuestran que podemos fácilmente engañar a nuestros sentidos, y por ende, a nuestro cerebro quien interpreta estas respuestas. ¿Un ejemplo? Vea la foto que se encuentra en este blog.

Todos los puntos de la grilla son blancos. ¿Los vio negros? Entonces usted, así como todos, podemos ser fácilmente engañados.

Sin embargo hay un engaño aún mucho más peligroso y preocupante. Hablamos del engaño que cubre a todo el mundo, donde los valores están tan tergiversados, así como una ilusión óptica, que aquello de antaño, hoy está “pasado de moda” y todo cae en un relativismo mediocre que no favorece ni contempla las leyes santas, justas y buenas de Dios.

No nos dejemos engañar. En el mundo todo está al revés y si alguien dice que no, entonces que alguien explique cómo pudo haberse casado un niño de 8 años con una mujer de 61 en Sudáfrica, todo esto aprobado debido a la obediencia demostrada en este acto a sus espíritus ancestrales. Los familiares aprobaron y realizaron todo, más que nada, como un hecho “simbólico”. La novia comenta “sólo estamos jugando a casarnos” y el pequeño novio menciona: “Ahora voy a volver a clase a estudiar mucho; cuando sea mayor, me casaré con una mujer de mi edad”.

No nos dejemos engañar. Un trío de mujeres lesbianas casadas entre sí no puede ser algo normal. Ellas son de Massachusetts, USA, y se casaron el año pasado deseando formar una familia. De hecho la menor (27) está esperando un hijo fecundado in-vitro. Ellas dicen: “Somos simples personas intentando vivir la vida como mejor nos parece y nos merecemos el respeto de los demás”.

El matrimonio, figura clave y esencial de la familia, hoy es un juego que ha sido completamente tergiversado en su función básica. Todo aquél que piensa distinto “exige” el respeto y la aceptación del que le rodea. ¿Y dónde están sus obligaciones?

Hermanos, no nos dejemos engañar por este mundo raudo y veloz que atropella y cambia los sentidos que fueron infundados por nuestro Dios y Padre. Recuerden que éstos son los tiempos en los cuales debe regresar Cristo, un tiempo en que llamarán “malo” a lo bueno, y “bueno” a lo malo. Este mundo se auto destruirá. Sin embargo, Dios ha acortado su fin por causa de los escogidos. De otra manera, nadie sería salvo (Mateo 24:22).

Oremos para que su Reino venga pronto a la tierra y para que nos mantenga firmes mientras tanto.