Enviado y leído

Usted está aquí

Enviado y leído

Cuentan que un pintor por el año 1836 se dejó llevar por una apasionante idea electromagnética. Encerrado en su estudio de pintura, pero lejos de sus pinceles, confeccionó un aparato que reaccionaba a los impulsos eléctricos.

Junto a su amigo maquinista desarrolló el código que lleva su nombre. Finalmente con la ayuda del Congreso, Samuel Morse logró implementar una línea experimental entre Baltimore y Washington (60 kms). El 24 de Mayo de 1844 se envió el primer mensaje para la demostración pública. El mensaje fue: "¿Qué nos ha traído Dios?".

Esta pregunta no es más que un fragmento de un viejo libro. Ya traducida en 2454 idiomas, la Biblia fue citada en el relato anterior, más específicamente en Números 23:23. El mismo verso lo podemos leer: "... ¡Cuántas maravillas ha hecho Dios contigo! (versión Dios Habla Hoy)

Hoy estamos invadidos por cientos de sistemas para poder enviar mensajes instantáneos independientemente de la distancia. Los sistemas más comunes utilizados por los nativos digitales ("Generación Y") ofrecen una información que confirma primeramente si el mensaje fue "enviado", y luego si el mensaje fue "leído".

Cuando se confirman ambos, sabemos que el receptor efectivamente leyó el mensaje enviado y entonces se espera una respuesta. Si no llega, quiere decir que el receptor no ha tenido tiempo para responder o que sencillamente no le interesó.

Así como se envían billones de mensajes a diario entre las personas, así también Dios también nos ha dejado cientos de mensajes instantáneos que podemos leer en cada momento, independientemente de la distancia. En primera instancia, el mensaje efectivamente ha sido "enviado" (Biblia). El problema es que muchas veces no ha sido "leído". Volvamos a tomar Números 23:23 "¡Cuántas maravillas ha hecho Dios contigo!". Este verso nos conmueve y llama a la acción para reflexionar sobre lo que Dios ha realizado sobre nuestras vidas, así como lo hizo con su pueblo.

La próxima vez que leamos la Biblia, meditemos en su Palabra porque esta es la manera en que Dios nos envía sus mensajes que recorren distancias cósmicas desde su tercer cielo hasta nuestro corazón, no con cables de cobre ni líneas de fibra óptica, sino que por el poder de su Espíritu Santo. Recibamos sus mensajes y al leerlos reflexionemos en todo lo que nos dice, como por ejemplo, todo lo que Dios ha hecho por nosotros.